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20 mar. 2015
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Bañadores, camisetas y chupas de cuero

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EFE
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20 mar. 2015

Madrid - Slip, bóxer o bermuda. Probablemente ninguna otra prenda de vestir en el hombre, como el bañador, contiene por centímetro cuadrado más carga de información sobre quien lo lleva, hasta el punto de resultar "determinante" para catalogar su elegancia.

Así lo cree al menos la periodista Eugenia de la Torriente, especialista en moda y autora de un libro, "La elegancia masculina", en el que pasa revista, una por una, a las prendas de vestir y "adornos" que el hombre de hoy puede guardar en su armario, todas ellas con un origen deportivo, aristocrático o militar.

Eugenia de la Torriente


"Con los bañadores ajustados, como con las camisetas de tirantes, hay que aceptar una dolorosa realidad. Trazan una inclemente línea divisoria entre los que pueden permitirse el lujo de llevarlos y los que jamás deberían hacerlo. Por su propio interés y por el de todos los demás", escribe la autora en su obra sobre los secretos del guardarropa masculino.

Con el bañador se crean "bandos irreconciliables. Es una de las decisiones en la vida que definen a cada hombre. Particularmente, no creo que un tipo sea más elegante que otro", afirma De la Torriente, para quien ocurre algo parecido con la ropa interior. Ahora bien, "uno puede ser de una cosa por dentro y de otra por fuera".

Convencida, sin la más mínima duda, de que un cuerpo tatuado y perforado "puede ser elegante", si bien unas soluciones "más que otras", la actual directora de la edición española de la revista Harper's Bazaar repasa en su libro los códigos estéticos de las tribus urbanas y se detiene en la camiseta, como "elemento cargado de mensaje y personalidad".

Lo que comenzó como un paño menor es hoy un icono, "reflejo de una filosofía vital" de un individuo o de un grupo. "Proyectan deseos, anhelos y reivindicaciones, entre otras muchas cosas". Algo parecido a los pantalones vaqueros, una obra de arte para Yves Saint Laurent, quien pensaba que tenían "expresión, modestia, 'sex appeal' y simplicidad".

Y otro icono de la "juventud indómita" de ayer y de hoy, la chupa de cuero, lucida como nadie, según la autora, por dos megaestrellas de Hollywood: Marlon Brando y James Dean.

Habla Eugenia de la Torriente en su libro del guardarropa masculino como de "una cuestión de detalles", y de alguno de ellos, como el sombrero, que ha pasado de "necesidad a excentricidad".

También detiene su pluma en el cada vez más extendido uso entre los hombres de lo que se resisten en llamar bolso. "Nunca ha estado tan cerca de convertirse -cree- en una realidad generalizada como hoy en día".

"No hay una razón lógica -escribe- que explique por qué las mujeres llevan más de un siglo utilizando bolsos, y los hombres no".

A la hora de "mojarse" y citar nombres de varones que ella considere realmente elegantes, aparte de su padre y de algún buen amigo, Eugenia de la Torriente se lo piensa mucho, antes de dar tres: el rapero Jay-Z, el actor Ryan Gosling y el exentrenador del Barca Pep Guardiola. Es el único español que se le ocurre.

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