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12 feb. 2009
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Bellezas y ronquidos sobre la alfombra roja de la Berlinale

Por
EFE
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12 feb. 2009

Renée Zellweger, Michelle Pfeiffer, Demi Moore y Kate Winslet han sido las reinas sobre la alfombra roja de la Berlinale, que en esta 59 edición que entró el 12 de febrero en la recta final ha estado dominada por grandes divas irradiando belleza y sabios consejos y por algún que otro ronquido en las salas de proyección.


Foto : Michael Kappeler/AFP

Por supuesto ninguna reveló si pasó o no por cirugía o recurrió al bótox, sino que dieron sensatas recomendaciones a favor de la vida sana, la felicidad conyugal, el equilibrio entre el yin y el yang y asuntos parecidos.

Pfeiffer, cumplidos los cincuenta y maravillosa como siempre, dijo que lo principal es ser feliz. Moore, a los 46 e igualmente espléndida, que en esta vida lo importante es sentar prioridades y la suya son su esposo y su familia.

Zellweger, de 39 y divorciada, afirmó no tener prisa en encontrar marido. Y Winslet, de 33 y casada con el director Sam Mendes, hizo gala de llevar con total naturalidad los desnudos de sus películas, esté rellenita, como en "Titanic", o esbelta, como en "The Reader".

Hermosas, sin complejos ni a los cincuenta ni a los treinta, maravillosas, sonrientes y equilibradas. La Berlinale no tuvo esta vez ni una diva esquiva o malhumorada -al estilo de Catherine Deneuve- y nadie se quejó de su suerte en el amor o el desamor.

Tema recurrente fue la edad, no tanto por malsana curiosidad periodística, sino por exigencias del guión. Tanto Winslet como Pfeiffer interpretan en las películas a mujeres maduras -unas más que otras- que se meten en la cama con adolescentes.

Zellweger da cuerpo a una atractiva rubia platino que abandona al marido infiel y se lanza en busca de un sustituto, para constatar que el paso del tiempo no es buen aliado para la mujer.

Ni Winslet ni Pfeiffer tienen futuro con sus amantes jóvenes y Zellweger ni siquiera encuentra pareja, joven o vieja.

Todas ellas compensaron con creces ese algo desesperanzador mensaje global para la mujer a fuerza de lucir espléndidas.

Las relaciones entre mujeres maduras y hombres claramente más jóvenes es tema creciente en Hollywood, lo que para Pfeiffer es "algo positivo, en la dirección correcta". Menos positivo será que tales licencias sólo se les permitan a las hermosamente conservadas, no al común de las mortales.

Sobre la alfombra roja, la única que trajo un ejemplo de relación estable con un esposo claramente más joven fue Moore, quien apareció feliz y acompañada del suyo, Ashton Kutcher, de 31 años.

Los maliciosos seguirán preguntándose si la piel tersa de unas y otras es real o asunto del bisturí y si el amor entre Moore y Kutcher tiene futuro, vista la diferencia de edad en contra de ella.

Reales fueron, como en toda Berlinale, los ronquidos que salpicaron algunas proyecciones, en aumento a medida que avanza un festival donde se proyectan 390 películas en todas sus secciones.

Algunos se abandonan al sueño sin contemplaciones, otros, más considerados, aprovechan las pausas entre película y película.

"Nosotros tratamos de entrar siempre en cuando abren la sala para echar una cabezadita hasta que empieza la película", comentaba Margareth Luke, neozelandesa acreditada en el European Film Market como su esposo, David, ambos desperezándose justo a tiempo para el inicio de la proyección, tras dormitar en su butaca tomados de la mano. Amor real, también en la Berlinale.

Gemma Casadevall

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