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El sector del lujo de EEUU afronta semana decisiva para cerrar un año difícil

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EFE
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22 dic. 2009

Nueva York, 21 dic (EFE).- El sector del lujo estadounidense afronta desde hoy una semana decisiva, en la que muchos consumidores aprovechan para hacer las últimas compras navideñas y en la que muchas compañías esperan mejorar con suculentas ventas las cuentas de un año marcado por la crisis.


A luxury necklace from the Richemont Group - "Etoile de Montblanc" by Montblanc

Pese a que la primera gran tormenta de nieve de la temporada hizo que muchos consumidores del este del país se quedaran en casa durante el pasado fin de semana, la industria del lujo espera que los días previos a Navidad completen una campaña que resulte más positiva que la de 2008, la peor que recuerdan en décadas.

"Esperamos cerrar bien la temporada", dijo a Efe Kevin Dyson, uno de los vicepresidentes de los almacenes Barneys de Nueva York en una entrevista en la que reconoció que 2008 es un año que preferiría olvidar y no tomarlo como referencia, ya que los resultados de la compañía se vieron afectados por la crisis.

Dyson, que explicó que en los prestigiosos almacenes, situados en la cotizada Madison Avenue, prefieren tener en mente las cifras navideñas de 2007, se mostró "optimista" ante la actitud de sus clientes y aseguró que los últimos meses han sido "muy prometedores", una tendencia que esperan reafirmar al cierre de diciembre.

"Durante esta campaña hemos recibido la visita de muchos clientes. Se detecta una energía distinta a la que se respiraba, por ejemplo, en abril o mayo. Notamos a los clientes más dispuestos a gastar y a encontrar algo único que no puedan encontrar en otro lugar", señaló el vicepresidente de Barneys.

Desde el principio de la crisis, esos almacenes optaron, según Dyson, por evitar los inauditos descuentos que plagaron las plantas de algunos de sus competidores, como los almacenes de lujo Saks Fifth Avenue, que este mes anunciaron que sus ventas se redujeron en los once primeros meses del año un 18,5 por ciento frente a 2008.

Esa tendencia a la baja de las compras de artículos de lujo mostrada por los clientes de Saks es, sin embargo, generalizada en un sector que, pese a registrar buenos resultados en septiembre y octubre, vio cómo sus ventas retrocedían un 7,3 por ciento en noviembre, según datos de la entidad de análisis SpendingPulse.

"La verdad es que aún tenemos que ser cautos", explicó a Efe el presidente de la asociación de comerciantes de Madison Avenue, Matt Bauer, quien reconoció que la crisis se había hecho notar en una zona donde se agolpan boutiques como las de Calvin Klein, Chanel, Carolina Herrera, DKNY, Gucci, Coach, Hermès o Ralph Lauren.

Bauer, quien dijo que este año han abierto muchos negocios en la zona, aseguró, no obstante, que "los consumidores tienen estos tiempos más cuidado a la hora de gastar, porque quieren asegurarse de que lo que compran es realmente valioso y de que ese gran regalo de Navidad tiene una calidad duradera y no sólo el nombre de una marca".

La sensación de que esta industria iba a permanecer impasible ante la recesión empezó a desvanecerse el año pasado mientras se hacía evidente que la crisis afectaba a todos los sectores casi por igual, algo que, sin embargo, parece no importar, por ejemplo, al grupo francés Louis Vuitton.

La marca de lujo más valiosa del mundo, según la revista económica Forbes, parece apostar igualmente por el mercado estadounidense y abrió la semana pasada en Las Vegas su mayor tienda en el país, con una superficie de más de 1.300 metros cuadrados.

"Por el momento, todo va bien. Estamos satisfechos con los resultados que hemos tenido hasta ahora", dijo recientemente el consejero delegado de la compañía francesa en Norteamérica, Daniel LaLondel, en una entrevista con la cadena CNBC, en la que evitó ofrecer cifras concretas sobre sus ventas en Estados Unidos.

Esa apuesta de la compañía francesa, perteneciente al gigante Louis Vuitton Moët Hennessy (LVMH), podría leerse como un síntoma de reactivación en una industria en la que, sin embargo, las cadenas de joyerías Tiffany y Zales no parecen pasar por un buen momento.

Tiffany, con sede en Nueva York, anunció que en los primeros nueve meses del año sus ventas descendieron un 14 por ciento frente a 2008, mientras que la facturación de Zales se redujo un 18,6 por ciento sólo en noviembre, lo que ha llegado a la popular cadena a cancelar muchos pedidos de productos para la campaña navideña.

David Valenzuela

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