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9 dic. 2019
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Georgia: creatividad y moda más allá de Demna Gvasalia

Publicado el
9 dic. 2019

A orillas del río Kurà y a escasos metros de Fabrika, el barrio hipster de artesanía y skaters que aloja el mayor hostel conceptual de la ciudad, hablamos con Sofia Tchkonia, directora creativa e impulsora de la Mercedes-Benz Fashion Week de Tbilisi. Creada en mayo de 2015, cuando únicamente contaba con unos 25 invitados, la semana de la moda georgiana celebraba su décima edición el pasado mes de noviembre. En esta ocasión con 80 convidados, entre prensa y compradores internacionales, gracias al apoyo de la Administración Nacional de Turismo de Georgia y del Ministerio de Economía. “Este proyecto nació, fundamentalmente, para impulsar el turismo europeo en Georgia”, anticipa a FashionNetwork.com su elegante fundadora.


El desfile de la firma georgiana Anouki tuvo lugar en el Vale Park de Tbilisi - Facebook: MBFW Tbilisi


En un país en el que la gastronomía forma parte de la identidad de sus habitantes, la cita transcurre entre “khinkalis” y “khachapuris”, en el folclórico restaurante Chveni. “Mucha gente ni siquiera sabe que Georgia existe como país. Mi objetivo principal es enseñar Georgia a través de la moda y el arte, presentar nuestra creatividad y cultura al mundo”, explica Sofia Tchkonia, una especialista de la filmografía de Almodóvar que, tras años trabajando en el mundo del cine, nunca pensó que acabaría trabajando en la moda, a caballo entre París y Georgia. “La fashion week ha crecido mucho más rápido de lo que me esperaba. Georgia es un país pequeño, en el que los locales ni siquiera sabían cómo funcionaba esta industria. Pero ahora tenemos turismo de moda, cosa que no existía antes. Y esto es gracias a la atracción que ha generado la fashion week”, analiza la emprendedora, llevando a la boca un dulce de nombre impronunciable para los extranjeros.

Si bien el diseñador Demna Gvasalia ha llevado a las más altas esferas de la moda, del colectivo Vetements a la dirección creativa de Balenciaga, el nombre de su Georgia natal, de la que debió despedirse durante la guerra civil a comienzos de los 90; el país aún da sus primeros pasos en el sector. “Georgia es un país muy pequeño (alrededor de 1,5 millones de habitantes en su capital, Tbilisi, ndr), no tenía industria de la moda, los recursos son limitados y la financiación es escasa”, reconoce Sofia Tchkonia. “Los diseñadores no cuentan con grandes inversores que los apoyen. Han sido autodidactas y se las han arreglado solos para hacer propuestas de mucha calidad. Y la semana de la moda ha crecido mucho más rápido de lo que me esperaba. No sabemos cómo ha funcionado, pero el caso es que así ha sido”, se sorprende optimista. Sin ir más lejos, Georgia fue el país invitado de Pitti Uomo en junio del año pasado.


Detrás de la firma Blikvanger se encuentra el dúo conformado por Ana Odishelidze y Ani Tsintskiladzade - Facebook: MBFW Tbilisi


Diseño autodidacta y producción local que convence a los e-commerce de lujo



El calendario de 5 días de desfiles incluye tanto propuestas nacionales como internacionales, gracias a un intercambio de diseñadores de diferentes países a través de la plataforma Mercedes-Benz, que en la cita de noviembre ha supuesto la presentación de la firma de costura española Dominnico. Para Sofia Tchkonia, la “frescura y el dinamismo” caracterizan a los diseñadores georgianos. “Están buscando su lugar en el mundo. Este proceso de aprendizaje y rápido crecimiento es muy interesante. No tenemos producción de moda en Georgia y, sin embargo, ellos apuestan por producir aquí”, defiende. Gracias a la plataforma de la semana de la moda, los creadores locales comienzan a vender de forma internacional, especialmente a través de tiendas de lujo online como Net-a-Porter, Moda Operandi o MyTheresa. “Hace un tiempo, habría sido inimaginable que los diseñadores georgianos pasaran esta selección”, admite Sofia Tchkonia.

Ante la dificultad de posicionar un evento emergente y, geográficamente, lejano, en el saturado calendario de las semanas de la moda, su directora creativa fue consciente de los riesgos. “Me preocupaba mucho el calendario. Pensaba que a nadie le interesaría venir aquí, teniendo en cuenta que es un mercado primerizo en esta industria. Sin embargo, desde la primera temporada, ha despertado cierto interés internacional. Es diferente a otras fashion weeks, es un país exótico para gran parte de la gente, por lo que supone un descubrimiento”, explica sonriente.


Pese a que su diseñador es georgiano, Bessarion es una firma basada en Moscú - Facebook: MBFW Tbilisi


Uno de los grandes logros también ha sido convencer al público local, con una historia reciente más agitada que la de algunos de sus vecinos europeos. “Hasta hace poco, la moda no ha empezado sido popular en Georgia. A los georgianos no les gustaba llevar diseñadores georgianos. Ahora esto ha cambiado, con el impulso de las redes sociales y su venta a través de e-commerce de lujo, se ha convertido en una tendencia, en algo cool”, comenta la fundadora del evento. Con entre 500 y 900 invitados por desfile, Sofia Tchkonia presume de un amplio porcentaje de visitantes locales. “Las nuevas generaciones quieren formar parte de este proceso de entrada en la industria de la moda. Georgia no es un país fácil y, durante estos 5 días, la gente viene aquí a olvidar los problemas, disfrutar  y celebrar la belleza”, concluye, antes de continuar el maratón de desfiles.

Mucho más que Demna Gvasalia



Entre los más esperados, el de Anouki, una de las firmas estrella de la escena georgiana y ya posicionada en el extranjero. Lanzada en 2013 por la diseñadora, y "celebrity" local, Anouki Areshidze, la marca de alta gama fue la protagonista de un mediático desfile en el bosque de Vale Park. Una puesta en escena que a alguno recordó al desfile del décimo aniversario de Jacquemus, con una inmensa alfombra amarilla sobre la hierba por la que caminaron las modelos, enfundadas en vestidos de corte midi producidos a partir de alternativas veganas al cuero, amplios blazers masculinos y siluetas barrocas de estilo bucólico y diseños festivos, con minifaldas y abrigos de destellos de espejos.


La mediática marca Datuna presentó su última colección en el Kakhidze Music Center - Facebookk: MBFW Tbilisi


A escasos metros, la firma de knitwear hecho a mano Lalo se hizo con la Mediatheka, donde los abrigos de tartán, los cardigans vintage o los largos vestidos y los monos de punto ajustados al cuerpo, combinados con entalladas botas mosqueteras, constituyeron las propuestas para la primavera/verano 2020 de las hermanas gemelas Lalo y Nina Dolidze.

Un espíritu contemporáneo que contrastó con el de la teatral firma Datuna, del consolidado diseñador Datuna Sulikashvili. Acostumbrado a presentar sus colecciones en lugares atípicos y extraordinarios de la capital, el creador, que presume de vestir a la Primera dama de Georgia, así como a otros personajes de la escena política y cultural, escogió el Kahkhizde Music Center para una presentación acompañada de música clásica en directo. Voluptuosos vestidos largos propios de cantantes de ópera, mangas abullonadas, bodies de transparencias bordadas o capas de abotonaduras militares completaron un vestuario, que ya se vende en capitales como Kiev, Moscú o París.

En un plano más comercial, cabe destacar el potencial de las firmas jóvenes como Aleksander Akhalkatsishvili o Blikvanger. La primera, lanzada hace solo una temporada por el diseñador del mismo nombre, ya comercializa en Moda Operandi, Browns o Net-a-Porter sus diseños minimalistas que fusionan los códigos de género en siluetas lineales de cuero. La segunda, en marcha desde 2017 propuso vestidos y jerséis de punto y cortes desestructurados, combinados con gabardinas y chaquetas oversize elaboradas mediante superposiciones.


La firma emergente Aleksandre Akhalkatishvili se caracteriza por la fusión de códigos de género - Facebook: MBFW Tbilisi



Trabajos sorprendentemente delicados bien acabados como el de la firma de lujo basada en Moscú desde 2008, Bessarion. Influenciada por la obra de Mondrian o las canciones de Diana Krall, y visiblemente también por la estética de Céline por Phoebe Philo, la marca llevó sus próximas propuestas hasta el Silk Factory Studio. Sastrería con una paleta de color del gris al beige, traducida en boleros, pantalones de talle alto o amplios blazers, entre largas gabardinas, faldas lápiz o incluso guantes de cuero negro.

Tras varios días de desfiles, descubriendo la herencia de la arquitectura soviética o la nueva escena de moda y cultura en los distritos de Vake o Krtsantisi, y numerosos platos de queso Sulguni después, las conclusiones son asombrosas. Entre Europa y Asia, Georgia busca su propio sitio. Un país hospitalario, aún golpeado por su historia reciente, construye su futuro alrededor de su vasta cultura, cargada de arte y poesía, y de su ubicación propicia, tan exótica como cercana y con un clima apetecible.

La moda emerge no solo como industria de diseño, sino como herramienta de comunicación que invita al resurgir económico del país. Y la calidad de los resultados sorprende con creces. Se dice que las flores que crecen pese a la aridez del desierto acaban resultando más bellas. Con Georgia ocurre algo similar. Su belleza es inusitada y la moda está a la altura. "Quien viene una vez siempre acaba volviendo", anunció Sofia Tchkonia a nuestra llegada. Y sabía muy bien de lo que hablaba.

 

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