PARIS, 29 abril de 2009 (AFP) – El mercado mundial del lujo debería retroceder mucho más de lo previsto en 2009, la crisis económica ha trastornado los comportamientos de compra de los consumidores de productos de alta gama, explicó el miércoles 29 de abril el gabinete Bain & Company.

Boutique Louis Vuitton dentro de la tienda por departamento Lane Crawford en Pekín - Foto : Emilie Kremer

“Las marcas de lujo deben confrontar la disminución de las fortunas personales, la presión sobre los precios y disminución del crecimiento de los países emergentes”, informa en un comunicado de prensa publicado en paralelo con su nuevo informe anual sobre el lujo.

El gabinete, especialista del sector, anticipa una disminución del mercado mundial del lujo de un 15% a un 20% en el primer semestre, antes de comenzar con una fase de “estabilización” en el segundo semestre.

Durante el año entero, la baja debería alcanzar el 10%, a 153.000 millones de euros, ha calculado Bain, quien había pronosticado una baja entre el 3% y 7% previamente.

“Los clientes de productos de lujo gastan menos, viajan menos y tienen menos confianza”, y su comportamiento de consumo evoluciona: si siguen siendo fieles a las grandes marcas, privilegian desde ahora los artículos “menos caros”, explica Claudia d’Arpizio, socia del gabinete.

Lujo y caro “no son más sinónimos”, ha relevado Joëlle de Montgolfier, directora de los estudios: los consumidores no vacilan más en comprar gangas y esperar los periodos de saldos.

Se nota otro cambio igualmente, privilegian “los productos más discretos”. “La ostentación es obsoleta”, resume Bain.
En consecuencia, las casas de lujo “están confrontadas con presiones crecientes concerniendo los precios y las promociones decididas por las tiendas y los grandes almacenes de alta gama”, explica d’Arpizio.

Las cuentas de los grupos más grandes del sector sufren a causa de la situación.

El martes, 28 de abril, el italiano Prada anunció una baja del 22% de sus beneficios netos en 2008. En primer lugar, el número uno del lujo, el francés LVMH, había registrado un crecimiento de ventas casi nulo en el primer trimestre, con una baja de su actividad en los vinos y licores, relojería-joyería, y perfumes y cosméticos.