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2 oct. 2014
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Las dos Chinas se ven las caras en "la calle del lujo" de Hong Kong

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EFE
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2 oct. 2014

Hong Kong - Las dos Chinas, la que se ha enriquecido por la apertura económica y la que reclama democracia, se vieron el miércoles las caras en Hong Kong en la principal avenida de tiendas de lujo de la isla, ocupada por las protestas a la llegada de turistas del continente en el Día Nacional.

Todos los años, la estampa común en este primer día de la "Semana de Oro" de vacaciones en el país asiático es la de decenas de miles de turistas chinos formando largas colas a las puertas de tiendas de lujo en Hong Kong, que ofrecen precios únicos en el continente debido a que sus productos están libres de impuestos.

No obstante, en este 1 de octubre, la estampa cambió. En lugar de lidiar con la espera bajo el sol, los turistas se enfrentaron a un acontecimiento, para muchos, inesperado e insólito en China continental: ciudadanos pidiendo democracia.


Foto: AFP

"No sabía qué estaba esto así, y, para ser sincera, siento pena de ver esta situación, creo que la economía de Hong Kong se va a ver muy afectada", comentó una joven llamada Candy, de 24 años y procedente de la región sureña de Guangxi, tras acabar de llegar a la isla para llenar "hasta arriba de cosméticos" la maleta que ha traído en su primera visita a Hong Kong.

La opinión de la joven fue compartida por otros turistas chinos que caminaban por la principal avenida "de las marcas", como Xiong Wei, quien, acompañado de su madre, no dudó en criticar la actitud de los jóvenes de Hong Kong.

"Creo que sus demandas no son razonables. Sí sabía que estaban aquí creando el caos, y yo decidí venir, pero mucha otra gente de China ha decidido cancelar sus viajes, y es normal. Hay tiendas cerradas y el tráfico está interrumpido", declara contundente Xiong, ingeniero de una de las firmas de telecomunicaciones más punteras de China, ZTE, en la ciudad de Shenzhen, limítrofe con Hong Kong.

Los datos que se han ido desvelando estos días apoyan sus palabras. Según la Asociación de Operadores de Tours de Hong Kong, este año el número de visitas grupales -la opción preferida para los chinos del continente- se ha reducido hasta un 20 por ciento respecto al año anterior y se esperaba que se produjeran cancelaciones de última hora.

"El negocio se ha visto afectado. Sólo hay que ver el volumen de personas en las tiendas, en años anteriores, ¡tenían que entrar con cuentagotas!", comentó un guardia de uno de los hoteles principales de la avenida que acoge las tiendas de Gucci, Prada, Dolce & Gabbana o Louis Vuitton.

El vigilante también piensa que los eventos cancelados, como los famosos fuegos artificiales que tradicionalmente iluminan el puerto de Victoria en el Día Nacional de China, han podido "alterar viajes".

Y eso, la alteración del orden establecido, es precisamente lo que han buscado los manifestantes hoy, que comenzaron a ocupar la avenida "de oro" de Hong Kong esta mañana con un objetivo claro.

"Es simbólico. Estamos en uno de los principales atractivos para los turistas chinos y esa es la razón de que hayamos expandido la ocupación hasta aquí. Queremos que nuestro mensaje sea expuesto, que llegue a los chinos del continente, que sufren una censura brutal", explicó un estudiante de postgrado de Económicas, Gordon, quien se sumó a la sentada en la zona comercial.

Otra joven trabajadora de una consultoría iba más allá al sentenciar: "No queremos ser un animal económico, no queremos sólo pensar en el dinero; queremos un futuro mejor. No somos chinos".

Sus palabras evidenciaban un sentimiento muy extendido entre los jóvenes de hoy de Hong Kong, que han nacido ya en la isla a diferencia de sus padres, cuya mayoría vivió en el continente, y han disfrutado de libertades que en el país asiático son penadas con prisión.

"Esto sería imposible allí", comentaba cuchicheando una universitaria procedente de una ciudad cercana a Shanghái, quien prefirió no proporcionar su nombre ni más detalles sobre sí misma, ante posibles represalias.

Para ella, las manifestaciones pueden ser una inspiración para mucha gente que visita Hong Kong -unos 40 millones de turistas chinos al año-, pero, como comentó a Efe, "es muy difícil que lo vayan a admitir en público".

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