Traducido por
Eva Gracia Morales
Publicado el
1 mar. 2018
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Paco Rabanne redefine a Paco

Traducido por
Eva Gracia Morales
Publicado el
1 mar. 2018

Ahora eso es lo que conocemos como respetar el ADN de una firma. Desde su nacimiento, la casa Paco Rabanne se ha centrado en su propia visión del futuro, basada en la apuesta por nuevos materiales, especialmente el metal. Un retorno a aquel tiempo en el que el futuro era lo más interesante que se podía imaginar.


Paco Rabanne - Fall-Winter2018 - Womenswear - Paris - © PixelFormula


Y eso es lo que Julien Dossena ha respetado en la optimista, elegante y vibrante colección que ha presentado para la casa en la tarde este jueves en el Grand Palais.
Su punto de partida fue una maravillosa foto de Paco Rabbane, el fundador de la casa, con un mazo y un cincel en sus manos golpeando piezas de acero para extraer capas de metal que emplear en un sexy vestido de cóctel que había junto a él.
 
“Me encanta el hecho de que él fuera un artesano y un diseñador. Él amaba hacer ropa, reinventar la moda empleando sus propias manos. Aunque, por supuesto, yo quería crear un Paco Rabanne con los materiales de hoy en día”, dijo Dossena en el backstage.

Por eso, en lugar de pesado acero, empleó lentejuelas metálicas y otras plateadas; brillantes discos de plástico dorado en sus vestidos y otros transparentes para sus camisetas de tirantes de plástico y sus trajes de superheroína. Tintineando y brillando, el casting de modelos se contoneó, más que desfiló, por el Grand Palais. Podías sentir que les gustaba lo que vestían. Las ropas eran sugerentes, pero también empoderadoras. Les daban el poder de seducir sin siquiera buscarlo, un efecto resaltado por la inteligente selección de unas modelos jóvenes y atractivas.

El look de apertura lo vistó Lily Stewart, de Los Ángeles e hija del gran actor D. W. Moffett y una chelista clásica en su tiempo libre. Ella lucía espectacular con un vestido transparente, con pequeñas chapas que parecían medallas de acero, colocado sobre una camiseta larga negra. O la adolescente Nilaya Bal, que hizo su debut en un elegante abrigo gabardina.
 
“Quería un cierto preciosismo. Pero que estuviera hecho con nuestros propios materiales mezclados con un armario más clásico”, detallo Dossena.
 
Vestidos cortos de lentejuelas de color cobalto colocados bajo boleros de falsa piel, jerséis de rombos de color beige combinados con círculos de metal, trajes de cóctel con discos de platino colocados con camisas masculinas que hacen las veces de vestidos… Todos los looks tenían algo especial.

Todos, además, hacían alguna referencia al fundador, aunque ninguno resultó viejo o anticuado. Un homenaje, uno muy moderno, por un joven diseñador que marca sus propias reglas.

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