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16 abr. 2013
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París evoca la sencillez y elegancia de la moda de los años treinta

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EFE
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16 abr. 2013

París - La exposición "1931. Face-Dos-Profil" presenta en París fondos fotográficos del Museo Galliéra de la moda y que ilustran la creatividad de la alta costura de aquel año por medio del registro de modelos para evitar las copias.

Los vestidos de corte extremadamente largo, las mangas evasé y el terciopelo rigurosamente negro que marcaron la edad de oro de la moda francesa son las estrellas de la exposición, que presenta el Crédit Municipal de París.

"En Francia empezamos a sufrir las secuelas del crac de 1929 a partir de 1931 y nuestra moda advirtió rápidamente la necesidad de volver a lo esencial y abandonar el lujo y la pedrería propios de los felices años veinte", explicó Efe la comisaria de la muestra, Sylvie Lécallie.


De izquierda a derecha y de arriba abajo: Madeleine Vionnet, evstido de noche hacia 1931 / Christian Dior, vestido de noche Palmyre otoño-invierno 1952 / Balenciaga, traje de noche agosto 1967 / Christian Dior por John Galliano, traje de noche Shéhérazade primavera-verano 1998

"1931. Face-Dos-Profil" (1931. Frente-Espalda-Perfil), que podrá contemplarse hasta el próximo 6 de julio, reúne los documentos patentados por los propios talleres de alta costura para preservar sus creaciones de las posibles copias.

"En los años treinta la alta costura francesa se organiza para protegerse de la competencia americana, pero también de las imitaciones de las propias casas francesas", contó Lécallie.

El resultado son las fotografías, dibujos, bocetos y piezas inéditas que se exhiben en París y que forman parte de un fondo de más de tres millones de patentes conservadas en los Archivos de la ciudad.

Pese a la gravedad del momento y la austeridad precisada, sólo en el año 1931 firmas como Lanvin, Hermès, Jean Patou o Madeleine Vionnet, entre otras, registraron más de 10.000 documentos.

La mujer de los años treinta está representada en todos ellos, vestida de elegancia, discreción y ligereza e inspirando ya la "vestimenta más clásica y distinguida de nuestros días", comentó a Efe Lécallie.

La simplicidad aparente de esta época induce a la búsqueda de los cortes pronunciados con la intención de perfilar la silueta femenina; por este motivo cobrarán relevancia las mangas y las hombreras, así como los vanguardistas estampados gráficos.

Los registros de modelos de los años treinta testimonian, también, una indumentaria de noche romántica, en raso, encaje o incluso en muselinas transparentes que recordarán al estilo del siglo XIX y que coincidirán con el retorno del vals a algunos salones de baile de la capital.

Sin embargo, el vestido largo de tubo será el gran protagonista que, en este período, rechazará las incrustaciones geométricas sofisticadas y prescindirá de las perlas y bordados, característicos de la moda precedente.

La mayoría de los trajes de cóctel dibujarán un amplio escote dorsal, al tiempo que las casas de alta costura jugarán entre el mate y el brillo de una infinidad de tejidos para realzar la espalda femenina.

La moda del pijama de playa aparecerá a finales de los años 20 en el Lido de Venecia, como conjunto de veraneo en la costa italiana o francesa.

No obstante, en 1931 ya se habrá convertido en elemento indispensable del armario de toda mujer activa y moderna. Compuesto por dos piezas, una blusa o suéter acompañado de un pantalón largo de seda o algodón, es fácil de llevar y sienta bien tanto a mujeres anchas como delgadas.

Algunas industrias textiles como Bianchini Férier, Coudurier, Descree o Véron & Lajoinir imaginarán crepes y muselinas de seda con impresos de lo más inesperados: precisamente los motivos florales, los puntos y las líneas jugarán con las ilusiones ópticas del espectador y también del portador.

La revista "Vogue" describe los accesorios como "el último detalle que remata el conjunto de la silueta", y así serán entendidos durante esta fructífera etapa.

Los sombreros, más pequeños, perderán el aspecto abombado para tomar un aire más escultural, los guantes se ensancharán y se estirarán hasta la mitad del brazo para las veladas nocturnas, mientras que los tacones de los zapatos experimentarán una elevación hasta el momento desconocida.

Finalmente respecto a los bolsos, la tendencia de la que son testimonios los documentos exhibidos en la exposición parisina la marcarán los cierres metálicos y ornamentados.

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