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25 feb. 2022
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Alicia Gimeno (BabyKid+Fimi): "Somos la primera feria del circuito cuyo balance es muy positivo"

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25 feb. 2022

Tras 2 años de ausencia, el evento dedicado a la moda infantil y a la puericultura regresó a Feria de Valencia entre los pasados 17 y 19 de febrero. Una edición de reencuentro, celebrada con 3 semanas de retraso para favorecer las mejores condiciones sanitarias posibles, que superó las previsiones al reunir a un total de 3600 visitantes procedentes de 40 países y hasta 261 marcas (de las que 161 fueron españolas) procedentes de 23 mercados. FashionNetwork evalúa la situación del sector y hace balance con la directora de la cita, Alicia Gimeno.


Alicia Gimeno, directora de la feria - Marcos Soria / Fimi + Babykid


FashionNetwork.com: ¿Qué balance hace del regreso de la feria?

Alicia Gimeno:
Ha sido súper emocionante, tanto para el punto de venta como para el fabricante porque hacía dos años que no la habíamos celebrado. Ha sido la oportunidad, para moda y puericultura, de poder testar los productos en el stand. Y en lo que respecta al visitante, dada la incertidumbre de este contexto, la mayoría de los expositores considera que ha sido muy positivo y que ha venido mucho comprador internacional, con profesionales norteamericanos, de República Dominicana, Ecuador, Perú o Europa. Hemos superado las expectativas. Hay expositores que han hecho contactos de alta calidad con compradores internacionales que no se esperaban. Hay que tener en cuenta que el comprador se ha quedado sin opciones de compra, teniendo en cuenta la cancelación de Nuremberg y la pequeña respuesta de demanda y compradores en Pitti Bimbo. Somos la primera feria del circuito cuyo balance es muy positivo.

FNW: ¿De qué forma os han impactado las cancelaciones o los resultados de otras ferias del sector?

A.G: Siempre es triste que cualquier feria del circuito no funcione porque montar una feria supone un esfuerzo brutal, tanto para el organizador como para el visitante. Creo que BabyKid+Fimi fuimos muy inteligentes hablando con el sector para retrasar la feria 3 semanas, un periodo de cautela que nos ha permitido un pulmón extraordinario para que baje el índice de incidencia de manera brutal, lo que ha animado a los visitantes. Las expectativas de asistencia que nos habíamos marcado como objetivo se han superado.

Para mí, el titular es que BabyKid+Fimi se consolida como punto de encuentro internacional. El mercado nacional está como está, así que la internacionalización de las empresas tiene que ser una prioridad. Ha sido la feria más loca, con subidas y bajadas en la contratación, en los últimos años, por las cuestiones relativas a los contagios o a la vacunación. A pesar de este marco no demasiado propicio, la respuesta ha sido increíble y estamos muy sorprendidos por la acogida.

No podemos subestimar a este virus ni a cada una de las olas, que al final pueden suponer grandes tsunamis para el sector. Nosotros hicimos una votación con representantes de todos los sectores y aprobamos el retraso de la feria. Hubo quien no entendió la decisión, pero 3 semanas si cambian las cosas. Ahora ha bajado el índice de incidencia y de mortalidad. Parece poco tiempo, pero la situación puede cambiar muchísimo.

FNW: En la dirección de las diversas ferias se comparte un sentimiento de haber mejorado cualitativamente la asistencia, a pesar de contar con menos visitantes. ¿Ha sido el caso de esta edición?

A.G: Captamos la misma sensación. Creo que había ganas de firmar acuerdos en la feria, necesidad de presencialidad. La gente ha querido venir, volver a tocar el producto, que es algo super importante por los temas de tejido y patronajes o en puericultura por las cuestiones de tecnología e innovación. Volvemos a los inicios y a la esencia de lo que era una feria. Antes de la pandemia se hacían pedidos, pero la feria se había convertido en una herramienta de marketing en el sentido de establecer contactos, ser visible al sector, compactar la demanda… Ahora hemos vuelto a los inicios: al bloc de pedidos y al apuntar.

A lo mejor la pandemia también va a traernos cosas positivas como la reorganización de la distribución, el calendario, la sostenibilidad… Estos dos años han sido horrorosos, pero en este momento hay que extraer lo positivo. La presencialidad no la sustituye ningún tipo de tecnología. Ahora que todos somos tan digitales, tiene que haber un matrimonio de conveniencia indisoluble entre este desarrollo tecnológico de los últimos años al que nos hemos acostumbrado y la presencialidad como valor añadido importantísimo. Las personas necesitan el trato directo y las ferias cobran ahora más valor que nunca. La pandemia ha reforzado las relaciones presenciales y el contacto, que las ferias han confirmado que se echaban tanto de menos.

FNW:  ¿Ha percibido algún cambio de actitud con respecto a los asistentes?

A.G:
Puede que antes la gente estuviese de algún modo más acomodada a la silla del stand. He visto mucha más proactividad. Antes había ferias en las que la gente no hacía amago ni de acercarse a hablar y ahora es todo lo contrario, enseguida te atienden. Es un hecho que echabamos de menos el estar en contacto. Para nosotros, esta feria es un punto de inflexión de cara a la siguiente porque han venido muchos fabricantes que no han podido venir o viajar, pero los que han estado aquí aun sin exponer, ya nos han confirmado  que estarán para la siguiente. Han comprobado que es un entorno seguro, en el que facilitamos los tests y lo que sea necesario. Son nuevas formas de vida ante las que hemos tenido la velocidad necesaria para adaptarnos. Hemos aprendido a resignarnos y a evolucionar de forma rápida. Y al final, las ferias son adrenalina pura.




Stands concurridos durante la celebración del evento - Fimi + Babykid


FNW: Una de las cosas que las marcas han echado de menos han sido los desfiles. ¿Volverán para la próxima edición?

A.G:
Si todo va bien, sí. Con este tema fui muy tajante desde el principio. Es verdad que para las marcas son muy importantes a nivel comercial. Pero habría sido una locura obligar a los niños a hacer tests de antígenos cada uno de los días de la feria. Ya han sufrido suficientemente las consecuencias de la pandemia. Tuve clarísimo que, aunque bajara el índice de incidencia, los niños no podían participar en la feria. 100 niños, con sus correspondientes tutores implicaba demasiado riesgo y no era viable, por mucho que establecieramos medidas de seguridad. En mayo, para la celebración de Día Mágico, la feria dedicada a la comunión, no vamos a tener problemas porque las edades permiten que las modelos tengan 12 años, de forma que esa franja de edad ya está vacunada.

FNW: ¿En qué estado se ha quedado el sector después de la pandemia?

A.G:
El mapa de la moda infantil está en plena reorganización. Han desaparecido empresas importantes que o no han podido soportar las presiones de la pandemia o que cerraron justo antes por no estar preparados para lo que venía. Pero han surgido pequeñas empresas de diseñadores o gente perteneciente a las que han cerrado como Circular Baby. Han nacido como nativos digitales y  con marcado carácter de sostenibilidad y con el tema orgánico de raíz. Hay un nuevo tejido empresarial de gente muy interesante de otros sectores como el de la arquitectura. Estas necesitan completar el offline, al contrario de las empresas clásicas que necesitaban el online. Para estas empresas la participación en la feria es como una puesta de largo.

Es importante que el gobierno central ayude con políticas que favorezcan la natalidad. La internacionalización es importante, pero va a acabar siendo obligada. En España salimos a medio niño por familia y tener hijos con el parón de la pandemia es muy complicado. Además, la situación ha hecho que los niños estén en chándal todo el día, no se ha comprado ropa, solo zapatos. Incluso yo misma lo he vivido como madre. Hay que reactivar el consumo, por eso tenemos muchas ganas de la pasarela de verano, la natalidad y favorecer que los colegios implanten el “casual day “ un día al mes para salir del uniforme. Ya no solo por las ventas sino porque los niños tienen que aprender a vestirse y a expresarse. Para la moda hay que educar, no se nace sabiendo. En esto intervendrán mucho los puntos de venta, las tiendas tienen que profesionalizarse. El vendedor tiene que ser psicólogo, personal shopper y el fabricante tiene que escuchar mucho al consumidor final para no desviarse. A partir de los 12 años los niños entran en la edad Instagram y solo van a tiendas donde haya experiencias, como es el caso de Brownie. Hay que generar experiencias para que la edad infantil tenga ganas de ir a la tienda, hay que reinventarse rápido. Ya no vale la mesa con ceras.

FNW: También porque son los compradores del futuro y, en la adolescencia, el mercado ahora mismo está dominado por la potencia china Shein, ¿no?

A.G: Totalmente. Las niñas se han habituado a eso. A esa edad aún no hay tanta conciencia del planeta, por mucho que los fabricantes estén implantando determinadas cosas. Shein te propone cantidad, fáciles devoluciones, variedad, los programas de puntos… esto lo tienen que estudiar la tienda y los fabricantes. Es alucinante pensar que tienen asumido que se van a poner la prenda una vez para salir o para una foto. Son los jóvenes del futuro y hay que pensar cómo convencerlos.

Las madres tienen mucho que ver. No puedes pedir a los niños que sepan de calidad o de patronaje. Solo piensan en el precio y la cantidad de prendas que se pueden comprar con la paga. A esa edad todo les queda bien. Hay que educar a vestirse más allá de esta visión del consumo diario de usar y tirar. Las tiendas tienen que reinventarse y captar a este público, no queremos que los padres del futuro eduquen en la cultura Shein. Y el problema es que hace falta mucha formación en el sector, especialmente para personas de mayor edad. Vemos marcas que lanzan sus líneas teen y ni siquiera saben lo que es Shein, que puede ser su competencia directa. Hay que ponerse las pilas.

FNW: Más allá del compromiso con el planeta, ¿se percibe también un compromiso global con los productos respetuosos de mayor calidad?

A.G:
Totalmente y cada vez más. Los abuelos son muy importantes. Ven mucha televisión, cada vez están más preocupados por la sostenibilidad, defienden la artesanía y el comercio local. Ellos no van a comprar en Shein. Las que más se encargan de esto son las madres y transmiten este tipo de valores. Los fabricantes, las tiendas, los medios de comunicación y los influencers son también fundamentales para educar en este mensaje. Hay mucho trabajo por hacer.

FNW: Otro de los grandes desafíos del sector infantil es la venta de segunda mano. ¿Cómo tienen que incorporarlo las marcas a sus estrategias?

A.G:
Es un tema muy complicado para las empresas, que ahora están trabajando en venta, digitalización y sostenibilidad. La segunda mano es una cuestión muy importante para la moda así como para la puericultura, ya que el precio de un carrito nuevo puede ir más allá de los 1500 euros mientras que en Wallapop lo encuentras por 400. Vamos a tener que convivir con ello. Hay empresas que están consiguiendo incorporarlo a su propio modelo y ayudar a fidelizar el cliente y promover la sostenibilidad.
 

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