Borsalino entra a una fase decisiva para su relanzamiento
¿Logrará Borsalino regresar al éxito de antaño? Es difícil permanecer optimista, a juzgar por los obstáculos que ha tenido que sortear en el camino en los últimos años. No obstante, los próximos días podrían traer una solución de relanzamiento sostenible para el fabricante italiano de sombreros.
La compañía ha convocado una asamblea extraordinaria para la próxima semana para aprobar un plan de recapitalización por un valor de 7,5 millones de euros, según recoge la prensa italiana. Al ser contactada por FashionNetwork, la compañía no quiso brindar comentarios sobre la información.
No obstante, en un comunicado emitido este miércoles 30 de agosto por la noche, el presidente del fondo de inversión Haeres Equita, Philippe Camperio, quien llegó a las riendas del sello en 2015, confirmó su voluntad. "Después de dos años de trabajo y compromisos, de implementar un nuevo plan de recuperación para colocar a Borsalino Giuseppe y Fratello S.p.A. en concordato judicial", dijo.
El empresario italo-suizo Philippe Camperio, con su socio Edouard Burrus, se prestó como garante hace dos años para asegurar la continuidad de la empresa a través de una fórmula de alquiler-gestión, mientras se ponía en marcha un plan para reestructuración de la deuda. Después obtuvo la autorización de los tribunales para establecer un procedimiento de concordato de rescate, al final del cual se convertiría en el nuevo propietario de Borsalino. Pero contra todas las expectativas, la corte de Alejandría, en la región de Piamonte, revocó a finales de 2016 la admisión de Borsalino al concordato preventivo de bancarrota, con el rechazo del plan de recuperación presentado por la empresa Haeres Equita.
Sin embargo, el contrato de alquiler-gestión firmado con Haeres Equita expiró. Como consecuencia, la mítica marca de sombreros fundada en 1857 debe encontrar urgentemente un nuevo dueño. Según la prensa italiana, el 66% de la marca seguiría en manos de las empresas financieras Fisi y Fiind de Marco Marenco, el antiguo propietario de la marca, quien fue detenido hace dos años por fraude y evasión fiscal y llevó a Borsalino al borde de la bancarrota con una deuda de casi 30 millones de euros.
La situación no deja de inquietar a los cerca de 120 empleados que trabajan en la fábrica del sombrerero en Alejandría. Para tranquilizarlos, Philippe Camperio confirmó en el mismo comunicado que el plan de negocio de Haeres Equita, aunque no se suponía que su empresa se convirtiera en dueña de Borsalino Giuseppe y Fratello S.p.A., no tiene intención de trasladar ni la planta de producción, ni sus empleados de Alejandría, donde Borsalino es, y será, una compañía italiana de lujo bien anclada en su territorio.
Lógicamente, Philippe Camperio debería ocupar un lugar prominente en la lista de compradores potenciales de Borsalino. No obstante, este último niega cualquier relación con el empresario chino Bo Zhang, mencionado por Corriere della Sera como su supuesto socio financiero.
A la espera de una posible recapitalización, el sello gestionado por su presidente Raffaele Grimaldi y su director gerente Marco Moccia, continúa con la reorganización de sus cuentas. El volumen de facturación de la empresa piamontesa pasó de 13 millones de euros en 2013, con una pérdida neta de 21 millones, a 15,7 millones el año pasado, con una pérdida de 2,3 millones, mientras que para el año en curso proyecta 18 millones de euros en ventas y un retorno al equilibrio.
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