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23 sept. 2022
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Buff apunta a los 55 millones de euros tras retomar el control de su distribución en Francia e Italia

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23 sept. 2022

El paso a la treintena marca el inicio de una nueva etapa, de algún modo, inaugura el paso a la madurez. En el caso de Buff, compañía catalana con sede en Igualada (Barcelona) y popular por sus tubulares, el cambio de década supone su consagración como marca global: en la actualidad, solo el 8 % de sus ventas proceden del mercado español, está presente en 70 países y opera con filiales en siete mercados. Pero todo comenzó en 1992 como fruto de una casualidad.


Sede central de Buff en Igualada - Buff


Entonces, Joan Rojas, fundador de la empresa y fervoroso aficionado de la práctica deportiva outdoor, inició la comercialización de una suerte de bufandas circulares producidas, casi como un experimento, en la fábrica textil de su padre en Igualada. Nadie demandaba ese producto concreto, pero sí había una necesidad en el mercado. Los Buff (esos tubulares han recibido ya el nombre de la propia marca) empezaron a venderse en tiendas especializadas en deporte de la zona y, paulatinamente, ganaron en notoriedad y volumen de distribución: para 2002, la compañía tenía 40 empleados, unos ingresos de 5 millones de euros y unas ventas concentradas al 60 % en España.

Fue en ese momento, hace ahora 20 años, cuando se incorporó a la empresa su actual CEO, David Camps, quien ha liderado la transformación de Buff en una marca global. El pasado 2021, la empresa cerró el ejercicio con 52 millones de euros de ventas, una cifra similar a la de 2019 y que suponía una estabilización tras la demanda disparada en 2020 (aquel año, la firma había lanzado una línea de mascarillas). 

“Para este ejercicio estimamos un crecimiento de la facturación del 10 %, con lo que rondaremos los 55 millones de euros”, sostiene el directivo. ¿Y en un horizonte más lejano? “No nos obsesionamos con las cifras, nadie nos impone un objetivo y decidimos nosotros los retos que nos ponemos. Pero, aun así, la meta es pasar de los 7 millones de unidades fabricadas al año a los 10 millones, lo que en ventas se traducirá en unos 70-75 millones de euros de facturación entre 2025 y 2026”, desgrana.

El wholesale es el punto fuerte de la distribución de Buff, pues supone el 85 % del total (un 5 % corresponde al retail, con sus cuatro puntos de venta permanentes y sus tiendas efímeras y el 10 %, al e-commerce). Y, si bien la firma tiene presencia en 70 países, siete son sus mercados objetivo, en los que opera con filiales propias: Estados Unidos, Canadá, Iberia, Reino Unido, Alemania, Italia y Francia. 

En estos dos últimos es en los que la compañía tiene puesto el foco para los próximos 12 meses, después de haber retomado el control del negocio hace un cuatrimestre. “Ya hemos constituido las filiales, pero aún está operando el distribuidor actual y estamos haciendo la transición para la próxima temporada”, explica Camps. La firma ha recomprado su negocio en Francia e Italia, que estaba en manos de un distribuidor local, y tiene como reto poner en marcha su propia red “con el objetivo de incrementar el volumen de facturación para poder tener contacto directo con los clientes”, subraya el directivo.

Reto para 2025: un 100 % de producción en Cataluña



El mantra tan extendido en el ámbito de la sostenibilidad “piensa globalmente, actúa localmente” parece haber calado en Buff. La marca, que ya concentra un 90 % de su producción en sus instalaciones en Igualada, busca que el total de sus productos de fabrique en su sede. Con ese objetivo, recientemente ha concluido las obras de anexión de un edificio de 1500 metros cuadrados de superficie (repartidos en tres plantas) que ha supuesto una inversión de 2 millones de euros.

En total, sus instalaciones actuales rondan los 13 000 metros cuadrados, de los cuales 10 000 están destinados a la planta de producción y 3000, a las oficinas.

La ampliación de su área de producción no es la única mejora reciente en el cuartel general de Buff, que hace dos años automatizó la logística de su almacén, donde se manejan unas 6000 referencias, lo que ha incrementado un 30 % la productividad. 

Objetivo B Corp y operaciones neutras en emisiones de carbono en 2023



“Sé que muchas empresas están ahora mismo contando algo similar a esto, pero en el caso de Buff está en el ADN”, sostiene Thierry Peuchot, Chief Consumer Officer de la marca, al hablar de su estrategia de sostenibilidad, que contempla objetivos como ser neutral en emisiones de carbono en sus operaciones en 2023 u obtener la certificación B Corp en los próximos meses.

Además, la empresa emplea en su sede central únicamente energía verde, procedente en un 30 % de las 1060 placas solares instaladas en sus azoteas y en un 70 % de proveedores de energías renovables. 

“Junto a ser la marca líder en gorras para outdoor, uno de nuestros grandes retos es conseguir que el producto icónico de Buff, el tubular al que llamamos The Original, sea totalmente reciclable, sin elastano”, agrega Peuchot, al frente también del posicionamiento de la compañía.

Con su estrategia de sostenibilidad “Do more now” como punta de lanza y diseños que la posicionen como la marca complementaria de firmas aspiracionales como Rapha, Buff busca también acercarse a un público más joven. “Y no solo más joven, sino más digital, más concienciado con el medio ambiente. Ahora es un porcentaje pequeño de nuestro público, pero está destinado a crecer”, agrega.

En plena celebración de sus 30 años de vida, y más allá de sus objetivos económicos y empresariales, la marca (que sigue en manos de la familia de Joan Rojas y de parte del equipo directivo), mira al futuro con la esperanza de “mantener vivo el espíritu del fundador y su filosofía de disfrutar y hacer disfrutar cada momento outdoor”, concluye David Camps.

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