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Rocío ALONSO LOPEZ
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15 oct. 2019
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Carla Sozzani abre su fundación en un barrio inesperado de París

Traducido por
Rocío ALONSO LOPEZ
Publicado el
15 oct. 2019

Carla Sozzani, conocida minorista, guardiana de los archivos de Azzedine Alaïa y leyenda de la moda en general, tiene un nuevo proyecto: su propia fundación.


Interior de la Fondazione Sozzani


La italiana abrió la Fondazione Sozzani la ventosa noche del lunes en París y, de manera típicamente iconoclasta, lo hizo en un barrio muy inesperado.

Construida en un alto taller de finales del siglo XIX, cerca de la parada de metro de La Chapelle, la Fundación Sozzani se encuentra inmersa en el corazón de un barrio popular, en el norte de París. Por otra parte, Sozzani, la hermana mayor de la difunta Franca Sozzani, editora jefe de Vogue Italia, ha sido siempre una pionera.

Carla prácticamente inventó el concepto de boutique en la década de los 90 con Corso Como, su boutique multimarca de moda, diseño y galería de arte en Milán, que ahora también está en Shanghai, Seúl y Manhattan. Aunque destaca por su selección de retrospectivas innovadoras en la antigua sede de Alaïa de Le Marais, especialmente la brillante exposición de su trabajo con la marca de mercado de masas Tati, fue particularmente pionera en términos de presentación y revelación sobre el verdadero progenitor del “masstige”.


Carla Sozzani con pareja Kris Ruhs


“Comencé a pensar en la idea de una fundación, hace unos años, cuando Franca enfermó. Lo que quería decir sobre la vida y sobre el arte. Y la idea de una fundación propia comenzó a filtrarse”, dijo Sozzani, acompañada en la apertura por Suzy Menkes y Olivier Saillard, entre otros.

Aunque Sozzani es conocida por su excepcional colección de fotografías, la exposición de apertura llamada Creation Language presenta una retrospectiva de obras del artista nacido en Estados Unidos y pareja de Carla, Kris Ruhs, quien presenta enormes tapices hechos con sus materiales característicos. 

“Encontré este lugar por accidente hace unos 20 años. Un día, cuando tomé un taxi al aeropuerto Charles de Gaulle, vi un letrero que decía que había un espacio para volver a comprar. ¡Y en aquel entonces costaba casi literalmente cero!”, rió Sozzani, quien planea exposiciones regulares en el espacio de 1000 metros cuadrados en el espacio de la era Eiffel.

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