
Triana Alonso
28 oct. 2021
Casey Cadwallader reinterpreta la sensualidad y la corsetería de Mugler bajo una mirada futurista

Triana Alonso
28 oct. 2021
Casey Cadwallader sigue perfilando su visión contemporánea del universo de Mugler. Nombrado director creativo de la firma propiedad de L'Oréal a finales de 2017, el diseñador norteamericano ha vuelto a hacer gala de una demostración de evocadora elegancia, coincidiendo con la presentación de su colección otoño-invierno 2021/22. Una puesta en escena en formato digital que funciona a modo de sátira cinematográfica a través de un fashion film de 8 minutos, dirigido por Torso Solutions, en el que las poses de las modelos, en plena sesión fotográfica con recurrentes y desafiantes miradas a cámara rompiendo la cuarta pared, se entremezclan con un dinámico desfile sobre un impoluto fondo blanco.

Las célebres supermodelos Amber Valleta y Bella Hadid, o incluso la mediática hija de Madonna, Lourdes León, son algunas de las responsables de encarnar la celebración de feminidad de Mugler para esta temporada. Un casting de estética vampírica que se balancea en diversas direcciones ante el objetivo, siendo objeto de constantes giros, cambios de perspectiva o zooms que contribuyen a crear un ambiente futurista y distópico, en el que una serie de personajes vestidos con monos blancos que se camuflan con el fondo del espacio, acompañando, acariciando o sosteniendo a las propias maniquíes.
La estética es reconocible y fácilmente identificable. Y es que la característica sensualidad de las prendas solo puede llevar la firma de Mugler, pero Casey Cadwallader consigue, no sin poca maestría, que la propuesta respire frescura y modernidad. Los diseños navegan entre el efecto segunda piel y la investigación de materiales, en nuevas formas esculpidas con pinceladas de color y brillo. Así, la recurrente paleta oscura se declina en tonos negro tinta brillante, azul noche, rosa carne y plata reflectante; coqueteando, al mismo tiempo, con llamativos verdes azulados, amarillo neón, naranja o añil, que se apropian de superposiciones de tops ajustados, camisetas y vestidos rasgados o incluso bodies y faldas de aperturas laterales.
Una magnética fórmula que adapta la estética "curvy" a las nuevas generaciones con ciertos detalles de "athleisure" algo más relajado, sin dejar de lado la identidad de la marca, consagrada alrededor de los corsés. Piezas que, en esta ocasión, dejan de lado su versión rígida y buscan una sensualidad más adaptada a Instagram, los escenarios o las pistas de baile, reinterpretándose mediante el corte por ultrasonidos, mucho más ligeros y adaptados al movimiento.
No faltan tampoco los pantalones entallados que crean la impresión visual de prácticamente no llevar ropa, los juegos de denim con transparencias negras, las chaquetas ajustadas inspiradas en la corsetería o los detalles en corpiños en forma de ojo de cerradura, en clara alusión al archivo de Mugler. Por no mencionar el broche final del vídeo, con las cadenas doradas de serpiente que recubrieron los últimos diseños o las botas y sandalias de Jimmy Choo, encargadas de elevar los looks de la colección. Para seguir viajando en el universo de la sensual firma, el Musée des Arts Décoratifs de París acoge la retrospectiva "Thierry Mugler, Couturissime" hasta el próximo 16 de enero.
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