Después de Lacoste, el diluvio

A juzgar por los dioses del clima, el futuro debería ser amable con Lacoste, cuyo último show en una cancha de tenis en Roland Garros terminó segundos antes de un torrencial aguacero.

Ha estado lloviendo durante toda la semana de la moda en París, desde el primer día, cuando cientos de amantes de la moda se agolparon debajo de pequeños paraguas negros en Marinne Serre, hasta en un show en el jardín de Lanvin, cuando el público vio la colección a través de paraguas de plástico. Por suerte para la directora creativa de Lacoste, Louise Trotter, la lluvia aguantó hasta que su elenco había salido de Cour Simone-Matthieu, una elegante pista de exhibición de alta tecnología. En cuestión de segundos, la arcilla rosada y seca se había vuelto rojo oscuro.

El show fue en parte una vuelta a las raíces, ya que estábamos a metros de la escena de algunos de los mayores triunfos del tenis de René Lacoste.

Lacoste, propiedad del fondo familiar suizo Maus Freres, es una de las marcas de moda más grandes de Francia con unos ingresos anuales de unos 2000 millones de euros. Siendo de propiedad privada, no publican cifras oficiales.

Bajo el mandato del CEO, Thierry Guibert, quien llegó en 2015, la marca se ha centrado más en el deporte active, con Novak Djokovic como embajador principal. En una estrategia doble, Lacoste planea poner más de su colección de pasarela en su enorme red global de 1200 tiendas.

Lacoste había sugerido hacer precisamente eso anteriormente, con su anterior diseñador Felipe Oliveira Baptista. Sin embargo, hubo muchas cosas en el programa de hoy que probablemente funcionarían para más clientes de moda en el comercio minorista.

Comenzando con las excelentes versiones gráficas en bloque del clásico polo de algodón de Lacoste, o versiones coloridas en contraste de la misma prenda pero con enormes solapas. Mientras que las camisetas sin mangas de lana de rombos con logotipos de cocodrilo de gran tamaño y los suéteres escotados en este show mixto también funcionaron bien.

Trotter también mostró una nueva zapatilla inteligente con un pequeño cocodrilo en la punta del pie, algo que René debería haber disfrutado. Nada demasiado revolucionario, pero uno no acude a Lacoste por moda insurreccional.

Incluso los chubasqueros de color beige o verde taiga eran bonitos. Una lástima que no fueran repartidos al final del show.

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