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Ana Ibáñez
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4 nov. 2021
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El coronavirus hace que los inversores apuesten por el lujo a largo plazo

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Ana Ibáñez
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4 nov. 2021

El papel de los fondos de inversión en el sector de la moda y el lujo ha evolucionado mucho con la crisis provocada por la pandemia. Aunque las oportunidades se han multiplicado y se han hecho varias fusiones y compras, los inversores están más atentos al potencial intrínseco de las marcas y a cómo respaldar su desarrollo a largo plazo, tal y como explicaron los ponentes de la Milano Fashion Global Summit 2021.


Etro pasó este verano a manos de L Catterton - © PixelFormula


"Invertir a corto plazo ya no es posible en un mercado que cambia tan rápido. Ahora, las empresas tienen que acompañarse a largo plazo y convertirse en camaleones para aprovechar todas las transformaciones en marcha", opina Alessandra Gritti, directora general de TIP Tamburi Investment Partners, que acaba de entrar en la empresa textil de alta gama Limonta y en 2019 lo hizo en la cadena OVS.

"En esta fase pospandémica, los fondos miran a los actores de lujo de forma distinta. Antes, la marca tenía un valor independientemente de su situación económica. Actualmente, la empresa tiene que ser viable, en términos de modelo de negocio, pero también de su capacidad para producir flujo de caja, de mantenerse en el mercado y de invertir a medio y largo plazo", observa Maurizio Tamagnini, director general de FSI, Fondo estratégico italiano, que en 2018 se hizo con una participación del 41,2 % en Missoni.

Andrea Bonomi, fundador y presidente de la empresa financiera Investindustrial, que acompaña a Ermenegildo Zegna en su salida a bolsa a través de una SPAC (empresa con propósito especial de compra), comparte la misma opinión. "Debido a la crisis del coronavirus, ahora hay tantas urgencias que gestionar a corto plazo y retos a los que hacer frente, como los digitales y los de sostenibilidad, que los inversores han tenido que cambiar su enfoque. Cada vez hay más fondos que invierten con una lógica industrial a largo plazo", afirma.  

La búsqueda de un socio operativo



"De hecho, estamos asistiendo a la aceleración de una tendencia que comenzó antes de la pandemia. Antes, los fondos tenían un enfoque muy financiero, llevando a cabo principalmente compras apalancadas con excelentes rendimientos. Esto está desapareciendo porque las familias fundadoras de marcas de moda de tamaño medio ahora buscan un socio operativo que les ayude a convertirse en un actor internacional en el mercado", analiza Luigi Feola, socio director de L Catterton, el fondo de capital riesgo cofundado por LVMH, que se hizo con el control de Etro este verano y de Birkenstock en febrero.

El ejemplo de Missoni habla por sí solo, a juzgar por la intensa transformación llevada a cabo por el FSI dentro de la histórica casa en un año y medio. "Nombramos a Livio Proli director general, redujimos costes, reagrupamos todas las oficinas en una única sede en Milán, reorganizamos los equipos con nuevos recursos y talentos, sobre todo en el ámbito digital, fusionamos la segunda línea de M Missoni con la primera, asumimos internamente la línea de Missoni Home mediante la compra de T&J Vestor y, por último, abrimos nuevos mercados en Asia y China creando filiales allí", explica Maurizio Tamagnini.



Missoni revisó toda su organización con la entrada de FSI en su capital - © PixelFormula


Según el ejecutivo, Missoni debería recuperar su facturación de 2019 en 2021, mientras que su situación financiera es positiva. "Hemos conseguido convertir un momento extremadamente complicado en una gran oportunidad. Estamos en la mitad de la maratón. Además de Asia, vamos a acelerar en el sector multicanal y a nombrar un nuevo director artístico en breve", continúa.

El poder de los grupos franceses



Con la pandemia, hay otro factor que ha resultado determinante para el sector, tal y como señala el responsable de FSI: "El tamaño de las empresas ha cobrado una importancia fundamental. En cinco años, las capitalizaciones bursátiles de los principales grupos franceses de moda y lujo han pasado de 200 000 a 500 000 millones de euros, mientras que las de los cinco primeros grupos italianos han pasado de 20 000 a algo más de 35 000 millones".

Y se muestra pesimista sobre la península itálica. "Los italianos son los mejores empresarios del mundo, pero no necesariamente los mejores capitalistas. Todavía hay muchos empresarios italianos que llevan el nombre de su empresa. Pero pocos consiguen tener una visión que vaya más allá de su existencia".

"El tamaño de la empresa es el tema del momento. La cuestión del tamaño es crucial para conservar la cuota de mercado", añade Alessandra Gritti, que también hace una comparación entre Francia e Italia. "Una vez que pasan a formar parte de los gigantes franceses del lujo, las empresas italianas despegan, aprovechando también las sinergias del grupo en materia de distribución, lo que les permite beneficiarse de las mejores ubicaciones. Toda la financiación que se inyecta en estas marcas adquiridas por los grandes grupos, frente a toda la que falta en las empresas italianas, es lo que marca la diferencia en términos de desarrollo y tamaño de las empresas en los últimos años", concluye.

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