H&M cierra su tienda insignia de Shanghái ante los confinamientos y el descontento de los clientes

H&M ha bajado la persiana de su tienda insignia en Shanghái (China), donde la demanda ha caído ante los cierres por los rebrotes de Covid-19 y el descontento de los consumidores por la postura de la compañía frente al algodón de Xinjiang.

Aunque estuvo abierta a principios de este mes, la tienda de tres plantas en el centro de Shanghái fue tapiada el viernes, a la vez que se retiraron los letreros de H&M.

El segundo minorista de moda rápida más grande del mundo entró en China en 2007 con la apertura de esta flagship store de Shanghái y se expandió rápidamente desde allí. A principios de 2021, contaba con más de 500 tiendas en China continental, pero su sitio web actualmente solo enumera 376, incluida la tienda referente de Shanghái.

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La compañía no ofreció comentarios al respecto, citando un periodo de hermetismo antes de su informe de ganancias del primer semestre, que se presentará el próximo 29 de junio. Aunque ha pasado casi un mes desde que Shanghái levantó un estricto confinamiento de dos meses, los consumidores aún no han regresado a los centros comerciales con normalidad.

Los consumidores chinos también han dejado de comprar los artículos de la cadena después de que saliera a la luz en 2021 una carta en la que H&M expresó su preocupación por las denuncias de trabajo forzoso en la región de Xinjiang.

Otras marcas que rechazaron públicamente el algodón de Xinjiang, como Zara, de Inditex, Nike o Adidas, también han sufrido el rechazo de los consumidores locales, quienes hacen llamamientos a boicots, al tiempo las celebridades chinas se niegan a trabajar con ellos.

Sin embargo, la reacción negativa en contra de H&M, el primer minorista extranjero en expresar su preocupación, ha sido particularmente dura. A diferencia de otras marcas, sus productos no están disponibles en los principales sitios de comercio electrónico chinos, como Tmall y JD.com.

Expertos de la ONU y grupos de derechos humanos estiman que más de un millón de personas, principalmente uigures y otras minorías musulmanas, han sido detenidas en los últimos años en un vasto sistema de campamentos en la región occidental de Xinjiang en China.

Muchos exreclusos han afirmado que fueron objeto de formación ideológica y abusos en los campos, mientras China niega todos los cargos de abuso.