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Ana Ibáñez
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5 jun. 2019
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Ian Griffiths, director artístico de Max Mara: "Hay un programa político en lo que hacemos"

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Ana Ibáñez
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5 jun. 2019

Ian Griffiths es uno de los diseñadores más populares de Italia. Lleva 32 años trabajando para Max Mara y aunque asumió la dirección creativa hace 10 años, nunca ha hecho un saludo al final de sus desfiles.


Ian Griffiths - Foto: Max Mara


Desde que asumió las riendas, Griffiths ha renovado Max Mara de manera silenciosa y efectiva, añadiendo un extra de sofisticación a sus colecciones y conceptos. Este lunes, Griffiths presentó sus últimas ideas en Berlín, con el desfile de la colección crucero de Max Mara 2020 celebrado en el emblemático Neues Museum, ubicado en la Isla de los Museos de la capital germana.
 
La noche anterior, Griffiths y la familia Maramotti (propietarios de Max Mara), recibieron a los invitados con una brillante actuación de Ute Lemper, la gran cantante de cabaret alemana, en un espectáculo especial titulado "Rendezvous with Marlene". En esta ocasión, Marlene Dietrich y David Bowie resultaron ser una gran influencia para la colección.

Casado con Mark, la pareja reside en sus casas de Reggio Emilia (la ciudad natal de Max Mara); Londres; Marbella y en una casa de campo en Suffolk. Naturalmente elegante, cuando nos encontramos lleva un traje a medida beige de Timothy Everest, elaborado con fina lana de Max Mara; uno de los más o menos 50 trajes que tiene confeccionados por el mismo sastre londinense. Griffiths incluso se hizo cuatro de ellos para venir a Berlín.
 
Nos reunimos con Griffiths, de 58 años, para tomar un café antes del desfile y hablar sobre lo que ha estado haciendo en Max Mara: buscar inspiración, canalizar el arte, interpretar Berlín y añadir un poco de política a la marca.
 
FashionNetwork.com: ¿Por qué trajiste la colección crucero a Berlín?
 
Ian Griffiths: Porque han pasado 30 años desde la caída del Muro de Berlín y siempre busco la oportunidad para decir algo sobre la marca. Tengo que confesar que también es por mí. Berlín lo es todo para mí desde que acudí a la escuela de arte a principios de los 80 en Manchester. Sentía que la conocía, desde la Bauhaus a David Bowie, que pasó sus años más creativos aquí. Weimar, la película Cabaret...

Siempre sentí que Berlín era parte de mi historia. No vine aquí hasta mediados de los 90, pero aún así encontré la energía que había oído que tenía. Lo que me encanta de Berlín es que es una cultura autogenerada. Que es lo que teníamos en los años 80 cuando creamos nuestra propia cultura y nuestra propia moda, clubes y música. 
 
FNW: ¿Qué tiene que ver todo eso con la marca Max Mara?
 
IG: ¡Yo lo hice conectar! A veces es un poco difícil saber si algo es para Ian Griffiths o para Max Mara. Me resulta difícil trazar una línea que marque dónde comienza uno y dónde termina el otro. Llevo 32 años en Max Mara. Se puede decir que mis héroes son los héroes de Max Mara. Que incluyen a David Bowie y Marlene Dietrich. Me refiero a que ella tiene que ser una mujer Max Mara. Si no hay otra razón, siempre puedes venir a Berlín como homenaje a Marlene Dietrich.
 
FNW: ¿Qué valores y estética representa?
 
IG: La negativa a aceptar convenciones; la completa conciencia de su propia imagen; la ambición y la determinación. Para mí, la ambición y la determinación son las dos principales características de la mujer Max Mara. Y la negativa a hacer las cosas de una forma que no sea la suya, otra característica de la mujer Max-Mara. Me uní a la marca en 1987, dos años antes de que cayera el muro y el año en que Bowie dio un concierto en el Reichstag, si quieres hacer una analogía. Cuando cantó Heroes fuera del Reichstag... ese es el momento en el que la caída del muro se hizo inevitable. 

En esos días, la mujer que vestía estaba al inicio del “power dressing” (vestimenta poderosa), la cual dio la posibilidad a las mujeres de caminar por los pasillos del poder, aunque en uniforme. Por lo que tenía una tendencia a mezclarse entre la multitud por necesidad, en un mundo dominado por los hombres. Pero en los últimos 30 años ha adoptado la actitud de Dietrich de rechazar mezclarse con el fondo. Ella quiere anunciarse y decir “aquí estoy”.
 
FNW: ¿Por qué la mujer tenía que pasar desapercibida por necesidad?
 
IG: Para ser aceptada en el trabajo en esa época, tenía que aceptar una apariencia uniforme. Si miras los archivos de la época, veo que lo que hacíamos era muy innovador. Diseñábamos un código que todavía era muy nuevo. Nada que hubiera antes, no había referencias a otra época anterior. Era una forma de vestir nueva, pero era un uniforme. Me refiero a un traje de gabardina con bata a juego, ese look clásico de Max Mara, cuando hicimos las campañas con Steevie van der Veen, cuando fue nuestro rostro bajo el objetivo de Paolo Roversi. 
 
FNW: ¿Dónde naciste y dónde te criaste?
 
IG: Nací en el sur de Inglaterra. Mis padres pertenecieron a esa generación que se mudaba mucho. Mi padre se dedicaba a los ordenadores y nos movíamos mucho. Nos mudamos de Windsor a Lancashire y Sheffield. La mayor parte de mi juventud la pasé en Derbyshire y luego tuve mis días de gloria en Manchester. Estudié arquitectura en Manchester pero no terminé. Estaba demasiado ocupado yendo a discotecas. Pero mis días de discoteca terminaron muy temprano.
 
FNW: ¿Por qué elegiste el Neues Museum?
 
IG: Quería poner de manifiesto el renacimiento arquitectónico de Berlín. Otra conexión con Max Mara, ya que Max Mara es arquitectura y esta ciudad es un auténtico escaparate arquitectónico. Este edificio es un ejemplo brillante. Data del siglo XIX. Fue bombardeado durante la guerra y luego estuvo abandonado durante más de 40 años antes de que Chipperfield lo restaurase incorporando la propia historia del edificio, conservando todos sus signos de desgaste y deterioro. 
 
FNW: ¿Podrías definir el ADN de Max Mara?
 
IG: Ropa real para gente real. Tuve el privilegio de entrevistar a Achille Maramotti con un estudiante que escribía una tesis sobre los primeros días de la moda italiana. Dijo que fundó la empresa con la única idea de que no se trataba de vestir a princesas o condesas de Roma, sino de hacer ropa real para personas reales. En aquellos días era la esposa del médico o del abogado del pueblo; quienes sabía que acabarían formando parte de esas profesiones. Las cosas que funcionan en Max Mara obedecen esa sencilla regla, y si lo olvidamos, nos equivocamos. 
 
FNW: Teniendo en cuenta el traje tan elegante que llevas, ¿por qué Max Mara no hace ropa masculina?
 
IG: Una respuesta es que sería una traición a las mujeres. Max Mara es para mujeres. Dada la cantidad de cosas que tienen los hombres, Max Mara es la única que los hombres tienen que pedir prestada a las mujeres. La otra respuesta es que yo ya no sería la única persona del mundo con ropa masculina de Max Mara.
 
FNW: ¿Qué quieres que piense la gente cuando se vaya de Berlín?
 
IG: Quiero que la gente se vaya con la idea de que hay una agenda política para lo que hacemos. Aunque sea política con "p" minúscula. Siempre ha estado ahí, pero de forma no declarada. Hemos entrado en una era en la que uno debe declarar sus creencias políticas. Algo que se puede hacer con elegancia. Incluso cuando era punki en Mánchester a finales de los 70, era un punki elegante.

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