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Isabel Sanchis, la diseñadora valenciana que vio una oportunidad en la crisis

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EFE
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1 mar. 2019

Tras más de veinte años creando vestidos, la diseñadora valenciana Isabel Sanchis tuvo que reinventarse cuando la crisis económica hacía estragos en España y, con el apoyo de sus hijos, inició la internacionalización de una marca que encuentra sus mejores clientes en Oriente Medio y América.


Unas prendas de la colección primavera- verano 2019 - Isabel Sanchis


En uno de los salones del Hotel Ritz, en la céntrica plaza Vendôme de París, Sanchis y su hija, Paula Maiques, con quien comparte las labores de diseño, exhibieron este jueves cerca de un centenar de vestidos.

Llevan ocho años yendo a la capital de la moda dos veces al año, durante la celebración de la Semana de la Moda, para aprovechar el bullicioso tránsito de compradores, clientes y otros expertos de la industria.

Con ellos, y con el lanzamiento de una página web de venta en línea, han conseguido multiplicar sus ventas y hacerse con una cantera de compradoras amantes del saber hacer de este negocio familiar, que cuenta con una fábrica propia en la que trabajan, según la temporada, entre 40 y 60 personas.

"Nacimos hace 30 años como un pequeño taller que hacía ropa a medida para clientas, poco a poco tuvimos un muestrario para las tiendas multimarca de España y desde hace ya ocho años también para las internacionales", cuenta a Efe Sanchis.

El impulso fue la crisis económica de 2008, que amenazó con acabar con su fábrica y el trabajo de decenas de personas.

"Mis hijos, que además de tener conocimientos fueron muy valientes, me animaron a mover la marca en el extranjero", recuerda.

El éxito de Sanchis es un conjunto de "mucho trabajo", pero también de la confianza de clientes que han crecido con ellos, aunque el capital extranjero les ha permitido seguir creciendo.

"En el extranjero se da más importancia a la alta costura: Emiratos, Arabia Saudí, Singapur... le dan muchísima importancia a las prendas hechas en talleres artesanales, el 'hecho en España' es muy valioso para ellos", asegura.

En España, dice, se valora menos, pero hay gente que busca ropa buena, patrones bien hechos y "una flexibilidad" de tallas, lo que les ha dado otro hueco.

"Nos centramos mucho en las prendas de costura, intentamos que el patronaje sea perfecto, y nuestra característica es la feminidad. Incluso cuando investigamos un poco en tejidos diferentes, mantenemos siempre un carácter que se adapte a todo tipo de cuerpos", explica Maiques.

Además de una saga de vestidos bicolor en blanco y negro, uno de los símbolos de la marca y los tonos favoritos de la diseñadora, Sanchis propone gran variedad de rojos, amarillos y estampados, en plisados, volantes cortados con láser y bordados a mano (un trabajo de semanas por cada pieza), guipur trabajado con plástico en un moderno modelo corsé, y algunos diseños cortos cóctel.

"Casi siempre marcamos cintura, intentamos aportar volúmenes en algunas partes del vestido que estilicen, que den juego a cada tipo de cuerpo", añade.

Controlar la producción les permite también tirar de archivo pues muchos de sus clientes piden repetir modelo, con cambios de color o nuevos talles.

Sin embargo, son precisamente los clientes extranjeros quienes más valoran la exclusividad, la última creación y la más puntera que les hará tener una pieza única, que en ocasiones pasean en recepciones y galas junto a diseños de las firmas más exclusivas del mundo.

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