EFE
2 nov. 2021
La exuberante elegancia de los sombreros de Balenciaga recala en Guetaria con una exposición
EFE
2 nov. 2021
Elegancia, minimalismo, exuberancia, tradición y vanguardia son algunos de los calificativos que sintetizan la esencia de la primera exposición dedicada en exclusiva a los sombreros de Cristóbal Balenciaga, que el pasado viernes se inauguró en Guetaria con la vocación también de homenajear el oficio artesano, casi extinguido, de las sombrereras.
"Balenciaga. La elegancia del sombrero", fruto de la investigación conjunta de Museu del Disseny de Barcelona y el Museo Balenciaga de Guetaria (Guipúzcoa), recala en este último tras haber sido presentada en a capital catalana el pasado junio y donde fue visitada por 30 000 personas.
La exposición muestra 87 sombreros y tocados, 78 de los cuales se presentan individualmente, y nueve acompañados por conjunto completo de traje o vestido procedentes casi a partes iguales del museo catalán y del guipuzcoano, creados todos ellos para los departamentos de sombrerería de las casas de alta costura de París y Madrid desde finales de los años treinta hasta su cierre en 1968.
Comisariada por el director de Colecciones del Museo Balenciaga, Igor Uria, y la conservadora de tejidos e indumentaria del Museu del Disseny, Silvia Ventosa, las vitrinas muestran también otros objetos como una factura de una monumental pamela de paja de 187 dólares del año 1966, adornos florales, tijeras y moldes de madera, entre otros.
Los diseños son obra de Wladzio d'Attainville, encargado de los tocados en la casa de París, y del propio Balenciaga.
Reivindicar el trabajo "invisible" de las mujeres que realizaban el "el oficio artesano" de la sombrerería es otro de los propósitos de la muestra en la que fluyen "la diversión, la experimentación y el atrevimiento" con el que Balenciaga acometía sus diseños, indicó Uria.
El sombrero era un elemento de uso cotidiano hasta los años 60, cuando cayó en desuso, y la muestra trata de resaltar la importancia que los departamentos dedicados a estas piezas tuvieron en los talleres del maestro de la alta costura, explicó.
"Creatividad y extravagancia" definen el trabajo de Balenciaga, caracterizado al mismo tiempo por su "carácter abstracto y atemporal", destacó Uria. Además, el diseñador era un gran conocedor de la tradición española, que trasladó a sus creaciones al igual que las referencias a la indumentaria religiosa, popular, taurina o de los majos y madroños.
Para ello, se valió de materiales diversos como el azabache, la paja, el fieltro, el tul, las sedas, las pieles de visón o armiño. Incluso de mono, como se aprecia en un pequeño casquete elaborado en 1958.
Entre los adornos que rematan los sombreros destacan las flores y plumas, desde plumas de maribú, faisán o gallo hasta plumón de cisne, unos ingredientes fundamentales en sombrerería que contaba con sus propio oficio, el de "plumassier" o de "fleuriste".
En la exposición, que permanecerá abierta hasta el 8 de mayo de 2022, subyace también un efecto pedagógico y arranca con una muestra de los cinco modelos básicos de sombreros: pillbox, casquete, pamela, boina y turbante.
Aunque en la actualidad el sombrero es un accesorio más y cada persona lo viste a su gusto, hasta mediados del siglo XX, y sobre todo los de Balenciaga, constituían un signo de "prestigio y distinción" y debían llevarse tal como lo había dispuesto el maestro, subrayó Uria.
"El sombrero es una cuestión de equilibrio arquitectónico que corona el edificio del vestido", aseguraba el propio Balenciaga, según recordó Uria.
"Las vendedoras de las casas" insistían a las clientas que para completar el conjunto debían adquirir ese complemento que completaba la silueta, señeló la comisaria Silvia Ventosa, que indicó también que la puesta en escena de la muestra trata de evocar los salones en los que desfilaban las modelos y resalta los sombreros, que se colocan sobre unos maniquíes tras un fondo de cuerdas.
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