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Hernandez Sebastian
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30 mar. 2020
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Las fábricas chinas vuelven a operar, pero ya no hay demanda

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Reuters
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Hernandez Sebastian
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30 mar. 2020

En la ciudad oriental de Wenzhou, Shi Xiaomin, propietario de una fábrica que antes de la crisis sanitaria exportaba miles de trajes y chaquetas a Corea del Sur, los Países Bajos y los Estados Unidos, creía que lo peor había pasado cuando pudo volver a abrir su negocio el mes pasado después de un largo cierre vinculado al brote de la epidemia en diciembre, en el centro de China. Pero su alegría no duró mucho. Durante la semana pasada, las solicitudes para cancelar pedidos o posponer las entregas a clientes europeos y estadounidenses no han parado de llegar, a medida que el virus causa estragos en el resto del mundo, lo que está afectando a los socios comerciales de China.


Foto tomada el 26 de marzo de 2020 / Reuters / China Daily


“La interrupción sin precedentes de la actividad económica en Europa, Estados Unidos y un número creciente de mercados emergentes ciertamente causará una severa contracción en las exportaciones chinas, probablemente en el rango de entre el 20 % y el 45 % anual en el segundo trimestre", dijo Thomas Gatley, analista de Gavekal Dragonomics.

Shi Xiaomin dijo que su proveedor de telas en Italia, duramente afectado por la crisis, suspendió las operaciones el domingo, privándolo de las materias primas, mientras que solo tiene existencias suficientes para llegar hasta fines de abril. El empresario cree que ahora no tiene más remedio que frenar la producción y que incluso podría suspenderla por completo si la situación no mejora. Ya ha pedido a sus cerca de 50 empleados, aún confinados en la provincia de Hubei, foco de la epidemia, que encuentren otro trabajo.

"Sabemos que este año es malo y que el próximo será mejor, pero la pregunta es ¿cuántas fábricas pueden sobrevivir hasta el próximo año?", se preguntó.

Un vendedor de una fábrica de espejos en Yiwu, provincia de Zhejiang, dijo que los clientes estadounidenses habían cancelado pedidos por más de 500 000 dólares el sábado.

"Creo que la compañía comenzará a anunciar despidos pronto", agregó.


“Ya no hay pedidos para después de abril”



Al comienzo de la epidemia del nuevo coronavirus, los economistas esperaban una recuperación de la economía china en forma de una "V" en función de lo que se había observado con el SARS en 2003. Desde entonces, han reducido sus pronósticos a niveles sin precedentes desde el final de la Revolución Cultural en 1976.

"Los últimos pedidos extranjeros que hemos recibido son para abril", dijo Zhu Hongping, presidente de Hangzhou Hongli Food, un proveedor de alimentos precocinados que exporta a restaurantes en Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda. Normalmente, en esta época del año, la cartera de pedidos se extendería hasta junio o julio, señaló, y agregó que es posible que deba suspender la producción en tres meses.

Los exportadores chinos también están expuestos a la evolución constante de las medidas restrictivas en países afectados por la pandemia. Yi-Cheng Sung, gerente de una fábrica que produce pinceles para maquillaje y accesorios en Shenzhen, por ejemplo, teme que no podrá realizar exportaciones si se cierran las fronteras.

La tasa de desempleo urbano en China alcanzó el 6,2 % en febrero, un punto porcentual más que a fines de 2019, lo cual es un récord desde que la oficina de estadísticas comenzó a publicar datos al respecto en 2018.

Dan Wang, analista de la Economist Intelligence Unit (EIU), estima que la tasa de desempleo podría aumentar en otros cinco puntos porcentuales este año, lo que representaría 22 millones más de desempleados, mientras que más de cinco millones de personas ya han perdido su empleo entre enero y febrero.

Según Dan Wang, unos 103 millones de trabajadores también podrían sufrir una caída de los salarios de entre 30 % y 50 %.
 

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