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Rocío ALONSO LOPEZ
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13 abr. 2020
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Los grupos de lujo esperan una mejoría en China para comenzar su recuperación

Por
AFP
Traducido por
Rocío ALONSO LOPEZ
Publicado el
13 abr. 2020

Ante una crisis mundial sin precedentes, la industria del lujo tiene los ojos puestos en China, su mercado clave, que está comenzando a recuperarse de la pandemia del Covid-19, para evaluar sus posibilidades de recuperación y organizar su relanzamiento.


Según numerosos dirigentes, harán falta siete meses para que las actividades de las marcas de lujo lleguen a tener los niveles de antes de la crisis en China - Shutterstock



“El motor se ha detenido. Arrancará de nuevo, pero ¿con qué intensidad?", se pregunta Arnaud Cadart, director del portfolio de Flornoy & Associés. Para este experto en lujo, “los grandes grupos tendrán que absorber un choque de violencia raro. Pero lo harán bien porque son muy sólidos financieramente. Incluso aunque tendrán que adaptarse, podrían salir más fuertes de esta crisis”, como al final de las crisis anteriores, dijo a la AFP.

En menos de tres meses, todas las principales marcas tuvieron que cerrar la mayoría de sus tiendas en todo el mundo. También detuvieron en gran medida la producción de ropa y accesorios en talleres, concentrados en Italia y Francia, para hacer frente a las medidas de confinamiento y el colapso de la demanda.

Pronto se conocerá el impacto de la pandemia en las compras de lujo: el 16 de abril, el gigante LVMH presentará en Francia sus publicaciones financieras del primer trimestre. Ya advirtió que anticipa una caída del 10 al 20 % en las ventas, mientras que Kering espera una disminución del 13 al 14 %.

En Italia, la marca Ferragamo anunció el martes una caída del 30 % en su facturación trimestral. Respecto a todo el sector, el gabinete Bain & Co predice una caída de las ventas del 25 al 30 % en el primer trimestre.

Y según 28 altos ejecutivos de “grandes marcas de lujo” entrevistados por la firma de analistas Bernstein y la consultora Boston Consulting Group (BCG), hará falta una media de 7,5 meses para volver a la actividad normal.

La industria del lujo está en “terra incognita” y tendrá que imitar a los “osos en invierno: preservar sus órganos vitales, eliminar la grasa y pasar al modo de ahorro de energía. Pero la idea también es mantener la mayor cantidad posible personal y las tiendas, que son un activo clave”, estiman Bernstein y BCG.


"Comprar la libertad" 



Para mantenerse en el negocio y participar en el esfuerzo colectivo, muchas marcas francesas e italianas (Prada, Armani, Hermès, Chanel, Dior, Saint Laurent, Gucci o Guerlain) han comenzado a fabricar mascarillas, trajes sanitarios o geles hidroalcohólicos.

Y todos miran hacia a China: el primer mercado afectado por el Covid-19, es el primero en levantar cabeza y representa sobre todo el 35 % de las compras de lujo en el mundo.

“Asia, y China en particular, están siendo muy vigiladas, y aquí es donde los grupos pondrán los esfuerzos. Aquí también es donde el deseo de consumir será más fuerte, porque ya era el caso antes de entrar en la parte difícil de la crisis”, resume Arnaud Cadart.

“Dado que se espera que los viajes turísticos de los chinos disminuyan significativamente en 2020, sin duda también habrá un aplazamiento del gasto (de lujo) en territorio chino”, agregó Swetha Ramachandran, directora del fondo “GAM Luxury Brands Equity”, de GAM Investments.

Al igual que otros expertos, Swetha Ramachandran habla de “revenge spending”, es decir, gastos de “venganza” que compensarán un largo confinamiento sin compras.

“Después del luto y el trauma, la gente querrá comprar belleza y libertad”, indicó a AFP Carlo Alberto Carnevale-Maffè, profesor de estrategia en la Universidad Bocconi de Milán.

Para él, “el sector del lujo saldrá antes que los demás: el 1 % de los ricos siempre serán así de ricos o incluso más en comparación con los otros porque su patrimonio no ha sido destruido y sus ingresos habrán sido afectados de manera limitada, a diferencia de las personas más modestas”.

Carlo Alberto Carnevale-Maffè también cree que “después del confinamiento, las muertes y una vida casi militar, habrá una explosión de creatividad, se exaltará como después de una guerra”.

El estudio de Bernstein-BCG prevé: “Una euforia de posguerra que dependerá de la solución encontrada al Covid-19: fármaco o vacuna, o simplemente el final de la epidemia”. Opina que la ausencia de tratamiento tendría “un impacto a medio plazo en el comportamiento del consumidor: menos viajes, menos salidas, lo que retrasará el regreso a la normalidad”.
 

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