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Hernandez Sebastian
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28 jul. 2021
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Once marcas francesas ecorresponsables puestas a prueba

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AFP-Relaxnews
Traducido por
Hernandez Sebastian
Publicado el
28 jul. 2021

¿Podemos creerle a las marcas que se declaran activas en la defensa del medioambiente? Para saberlo, una plataforma europea especializada en la experiencia del cliente realizó pedidos a 11 marcas francesas. Los resultados distan mucho de ser concluyentes, tanto en términos de embalaje como de la huella de carbono.


DR


En 2021, muy pocas marcas y empresas no adoptan posturas ecológicas: "cero plásticos", "materiales biodegradables", "materiales ecológicos"... ahora es un lugar común que todas estas palabras se incluyan en las etiquetas de los productos para darles una imagen más "verde". Algunos productos incluso presumen de "salvar el planeta", la fórmula favorita de muchas campañas de marketing... aún para productos con un impacto medioambiental más que cuestionable.

Esta estrategia de greenwashing no es nueva. Los clientes, sin embargo, son cada vez menos fáciles de engañar. Numerosas encuestas realizadas en los últimos meses confluyen todas en la misma dirección y denotan una mayor demanda de los consumidores frente al compromiso ecológico de las marcas.

El pasado mes de abril, la plataforma europea parcelLab, especializada en la comunicación posterior a la compra, llevó a cabo un experimento realizando pedidos online de varios productos de 11 marcas francesas especializadas en comercio minorista (Cheerz, Envie de Fraises, Jimmy Fairly, Kazidomi, Le Slip Français, Miliboo, Polette, Sézane, Tediber, Tikamoon y Typology). El objetivo era determinar en qué medida, una vez adquirido el producto, se reflejan los valores de estas marcas de venta directa, más propensas a mostrar su compromiso ambientalista.


Un sinfín de plásticos



El resultado del experimento muestra que, a pesar de algunos puntos positivos, aún queda trabajo por hacer. Primer punto problemático: el embalaje. Si bien todas las marcas analizadas se esfuerzan por diseñar envases adaptados al tamaño del paquete y reutilizables para una posible devolución, el plástico sigue siendo omnipresente, indica el estudio.

De hecho, el 36 % de las marcas todavía utiliza este material, ya sea para envasar paquetes, proteger los objetos en su interior o incluso compartimentar productos. Solo una marca ofrece al cliente optar por la entrega "sin embalajes innecesarios" al momento de realizar la compra.

"Es una lástima esforzarse en el tamaño del paquete o en la posibilidad de reutilizar el embalaje para la devolución, si es para luego estropearlo todo añadiendo plástico. Sin duda es una cuestión de coste, pero legítimamente también se puede sospechar la falta de esfuerzos para poner en marcha alternativas que existen en la actualidad, a pesar de la gran variedad disponible”, estima en un comunicado de prensa Tobias Buxhoidt, director general de parcelLab.

El segundo elemento negativo radica en la huella de carbono ligada al transporte de los envíos. Durante su prueba, los miembros de parcelLab nunca tuvieron la oportunidad de optar por la entrega en bicicleta de carga o eléctrica, alternativas que consumen menos carbono que los medios de transporte convencionales.

"Aquí, nuevamente, podemos sentir una falta de compromiso ecológico en esta crucial etapa de la entrega. De hecho, es una parte integral de la experiencia del cliente, al igual que el embalaje y, por lo tanto, debe integrarse en la estrategia de responsabilidad social corporativa de la compañía", dice Tobias Buxhoidt, quien también observa una baja actividad de las marcas en la comunicación posterior a la compra con los clientes.
 

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