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Roberto Cavalli: Georgia O'Keefe se va de safari por el suroeste
Un gran momento felino en Roberto Cavalli, donde el diseñador Fausto Puglisi se inspiró en Georgia O'Keefe y el suroeste americano, al tiempo que hacía referencia al Renacimiento y al rock'n'roll. La presentación tuvo lugar en La Borsa, antigua bolsa de Milán y templo de la ambición italiana. Las modelos desfilaban al ritmo de More, de Sisters of Mercy, y del rock industrial de Gesaffelstein.
Adut Akech, la modelo más destacada de la temporada, abrió el desfile con unos jeans acampanados de cuero con tachuelas laterales, un sujetador patchwork, un amuleto Albuquerque y un abrigo gigante de piel sintética.
En una temporada de terciopelo devoré, Cavalli tenía los pantalones de terciopelo más sexys, florales, insertados con ganchillo y encaje. Todo muy años 70 con pantalones acampanados alborotados; o jeans que se convertían en fragmentos de pañuelos de gasa por debajo de la rodilla.
Chicas groovy en vestidos cóctel patchwork de cuero salvajemente recortados - Raquel Welch un millón de años después de Un millón de años a.C. Mientras Puglisi conectaba a la minimalista O'Keefe con Millicent Rogers, la heredera de Standard Oil cuyas joyas de influencia nativa americana tuvieron un profundo impacto en el estilo del siglo XX. De ahí el cool comanche con joyas de piedra turquesa.
Muchas prendas separadas: plumíferos de terciopelo con sobreimpresiones de leopardo; monos de micromalla con mezclas de cebra y guepardo; vestidos recortados con estampados de pájaros fantásticos, como la invitación a este desfile. El mismo estampado utilizado en los esmóquines masculinos de esta colección mixta. Incluso destacados trajes de pijama con estampado de cocodrilo rosa.
Pieles sintéticas que parecen suaves y acogedoras, no rasposas, y hechas para llevar con cualquier cosa; desde un bodystocking de encaje, hasta un par de jeans y camiseta.
Confeccionados en una paleta de chocolate, negro y marrón, antes de una explosión de azul Delft: desde abrigos piratas de trapo hasta abrigos de lana de oveja, estampados en ángeles, querubines y santos.
"Un aire setentero, pero contemporáneo. Un encuentro entre California, Nuevo México, Arizona e Italia. Soy siciliano y empecé a diseñar esta colección en Los Ángeles", explicó Puglisi en su backstage.
"Una sensación de salvajismo y libertad que es realmente sexy. No sólo porque es atractivo, sino también porque es cómodo", sonrió el diseñador, que nunca ha parecido más al frente de la casa Cavalli.
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