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28 sept. 2015
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Rocío Crusset, la nueva novia de la pasarela

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EFE
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28 sept. 2015

Hija de los mediáticos periodistas, Mariló Montero y Carlos Herrera, la joven de 21 años, contaba el pasado febrero, poco antes de su debut en un desfile, en una entrevista concedida a Vogue, con motivo de su primer “shooting”, que prefería la fotografía a la pasarela, porque en esta última “rozaba el límite” de estatura.

Rocío Crusset, en el desfile de Andrés Sardá de la MBFW - EFE


Poco después, incluso antes de que la revista llegase a publicarse, Crusset, con sus 175 centímetros de altura, se estrenaba sobre la pasarela por todo lo alto, en el evento de este tipo más importante de España, la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid (MBFWM), y de la mano del diseñador Ángel Schlesser.

“Estaba temblando, solo pensaba en no tropezarme, rememora en la revista ¡Hola!, que este mes la lleva a la portada de ¡Hola! Fashion.

Llámame Crusset

Y esta misma pasarela madrileña la pisó por segunda vez la semana pasada, donde se convirtió, de nuevo, en el rostro más buscado por los fotógrafos en los desfiles de Ángel Schlesser, Ágatha Ruíz de la prada, Ion Fiz o Andrés Sardá.

La modelo, muy reacia a conceder entrevistas, decidió adoptar el apellido de su abuela para intentar sacarse la etiqueta de “hija de”, aunque el parecido con su madre y sus apariciones conjuntas hacen la asociación inevitable y constante.

“Sinceramente, se demostrará si tengo talento o no cuando sea capaz de triunfar fuera, donde nadie sabe quién soy”, reconocía a Telva en una entrevista.

A sus 21 años, cerca de uno como modelo, ha pisado la pasarela Gran Canaria Moda Cálida, la 080 Barcelona Fashion, la MFShow Women y la MBFWM en sus dos últimas ediciones.

Un pasado muy internacional

Crusset, que también ha protagonizado campañas para las marcas Biombo 13, Mr. Boho y Asos, luce tatuada en su nuca una brújula para no perder el norte y una cruz en el costado, que se grabó cuando falleció la señora que la cuidaba desde que nació.
De infancia sevillana, a los 13 se fue a estudiar a Londres y después de pasar por Madrid volvió a irse fuera, un año Washington, y después a Suiza, donde estudió el bachillerato.

Volvió a Madrid, donde vive con su madre, para hacer la carrera de Administración de empresas y Marketing, unos estudios que ahora continúa a distancia, porque considera que la vida laboral de una modelo es corta y “con muchos altibajos”.

Estampas en la red

En lo personal, a Crusset no le va peor: En su cuenta de Instagram comparte momentos de sus vacaciones junto a su novio Jaime Soto Parejo, hijo del cantante José Manuel Soto, que intercala con fotos de sus desfiles y instantáneas de su vida doméstica o del “backstage”.

La joven también advierte de que no tiene presencia en Twitter, ya que su personalidad había sido suplantada por otra cuenta, ahora ya suspendida, que hizo sacar las uñas a Carlos Herrera, quién amenazaba con emprender acciones legales contra el usuario anónimo que intentaba conseguir seguidores aprovechando la popularidad en alza de la modelo de belleza racial.

Fan de las sevillanas, del toreo y de las “tradiciones andaluzas”, la maniquí, sueña ahora con traspasar fronteras y desfilar para Prada.

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