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Rodarte muestra hadas góticas en un banquete deslumbrante en la Semana de la Moda de Nueva York
Glamour gótico escenificado en un deslumbrante banquete en Brooklyn: un sensacional desfile y una tremenda colección de Rodarte, el primer gran show de la Semana de la Moda de Nueva York, que dio comienzo oficialmente el viernes.
Esta colección de otoño/invierno 2023 marcó el regreso de Rodarte a la temporada neoyorquina tras la pandemia. El dúo de diseñadoras formado por las hermanas Kate y Laura Mulleavy no dudó en recordar a la élite de la moda estadounidense por qué son una marca de culto.
La puesta en escena tuvo lugar en el edificio neoclásico del Williamsburg Bank, con su doble cúpula, un lugar ideal para este desfile, que comenzó con más de una docena de looks grandiosos y sexys en negro.
"Hadas góticas", dijo Kate después de este desfile digno de la alta costura.
Abriendo con un quinteto de Morticia Adams modernas en maravillosos vestidos acampanados: sin cordones en el cuello, escote cortado y acabados con mangas tulipán que rozan el suelo.
Las Mulleavy tienen un brillante sentido de la proporción cinematográfica: ofrecen madres reverendas góticas con abrigos de lana negra carbón de fieltro, completados con solapas gigantescas y mangas jesuitas. Añadiendo purpurina, cortando diagonales de encaje y acabando con plumas, crean una fantástica sensación de celebración. Un estilo de chica "Couture Craft" pero llevado con elegancia, para que la ropa nunca pareciera arcaica, sino astuta.
Todo el elenco se maquilló de blanco, con pintalabios negro y delineador plateado: la elegancia de Portlandia.
Para la hora del cóctel, la hija, Wednesday Adams, se lució con una gran serie de vestidos de seda a media pantorrilla, algunos con cuellos de volantes.
Tori Amos cantó Winter como banda sonora, mientras el desfile se animaba con grandes vestidos, enormes colas y modelos con gigantescos sombreros de la Regencia. Desde el punto de vista técnico, las hermanas también se arriesgaron con trajes de pedrería que parecían muy vaporosos.
El elenco desfiló bajo las pilastras y los arcos del banco antes de posar ante tres mesas. Todo decorado como para una boda, con candelabros, tartas en niveles, bandejas de bollos, cestas de fruta, todo salpicado de purpurina plateada, una decoración encantadora de la casa de producción Bureau Betak.
Al final, el ambiente negro cambió de repente con un precioso cuarteto de vestidos creados a partir de una serie de dibujos en lápices de color de su madre, Victoria Rodart.
"Le pedimos a nuestra madre que dibujara hadas y eso es lo que se le ocurrió. Ella es artista y nuestro padre es micólogo, especialista en hongos. Y esta colección en cierto modo nos explicaba a nosotras y cómo crecimos", sonrío Laura.
Trasladar eso a la tela, hizo que las hadas caricaturescas de su madre en colores kriptonita se convirtieran en imágenes hiperpintorescas, y bastante parecidas a las hadas, aunque siempre con un toque gótico.
Uno se preguntaba qué tenía en mente su madre cuando esbozaba las imágenes. "Bueno, en realidad se lo preguntamos. Pero no quiso decírnoslo. Todavía no las ha visto", reconoció.
Las hermanas empezaron a trabajar en la colección en abril, pero no es la primera vez que juegan con un tema gótico. Sin embargo, en esta colección parece que han avanzado a un nuevo nivel.
Tanto es así, que uno no puede evitar preguntarse por qué nadie en París ha invitado nunca a las señoras Rodarte a hacerse cargo de una casa de alta costura. Porque, en efecto, son modistas californianas, y mucho mejor así.
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