Semana de la Moda Masculina de Londres: nostalgia no tan nostálgica
Se pudo presenciar un examen estilístico de la historia británica en la temporada londinense de menswear este fin de semana, bajo la sombra del Brexit. Eso y la aparición de una gran nueva serie de jóvenes diseñadores, donde la arquitectura era el hilo conductor.
Fue un fin de semana en el que el tema del que más se habló fue el horrible ataque a una pareja de lesbianas en un autobús de Londres, que dominaba los titulares de muchos periódicos.
Un momento en el que el nacionalismo está aumentando en muchos países, al igual que los ataques a la comunidad LGBT. La respuesta de la moda: una reconsideración de la iconografía del Imperio Británico con un giro cuestionable.
El show más anticipado de la temporada fue el de Charles Jeffrey Loverboy, que presentó en ese gran depósito de aprendizaje, la Biblioteca Británica en Euston Road, donde el leitmotif fueron los uniformes militares femeninos. Jeffery no es ajeno al mundo militar, ya que su padre fue oficial en el regimiento británico. Él incluso acudió al primer show de su hijo, volando desde Dubái para el desfile, donde Jeffrey marchó por la pasarela leyendo a Dylan Thomas.
“Creo que todos estamos forzados a pensar en la política. Desde el Brexit, ¿cuándo y cómo terminará? Hasta todo el auge del furioso nacionalismo”, comentaba Jeffrey en su backstage.
El sábado por la mañana, Edward Crutchley reexaminó los 80, “la última vez que no fue guay ser británico”. Evocó a la Gran Bretaña de Thatcher, pero una vez más subvirtió la idea con un reparto multiétnico y algunos toques irónicos chintz.
En John Lawrence Sullivan, el diseñador Arashi Yanagawa hizo referencia a la música sintética y al punk rock, aunque lo subvirtió todo con telas tradicionales de fibras sintéticas y añadiendo acabados de muchas cadenas a todos sus looks de motoristas rockeros.
Incluso la gran actuación de música en directo tenía un oscuro giro de nostalgia. Una brillante exhibición bajo un puente ferroviario del siglo XIX de Dicepeople, una banda oscura de electro, hizo que el público le diera a este diseñador una gran ovación.
La arquitectura social fue el tema principal en un gran show el lunes de A-Cold-Wall, cuyo fundador y diseñador Samuel Ross ganó esa noche el BFC/GQ Designer Menswear Fund, respaldado por JD.com, el gigante minorista chino.
Dylan Jones y Caroline Rush, del British Fashion Council, presentaron el premio en el club nocturno Annabel’s. Entre algunos de los ganadores anteriores se encuentran Craig Green, E. Tautz y Christopher Shannon. El premio en metálico de este año es de 150 000 libras e incluye 12 meses de tutoría de alto nivel. Ross venció a los competidores de Cottweiller, Edward Crutchley, Liam Hodges y Grace Wales Bonner.
El inteligente show de Ross mostraba sportswear de color cemento digno de ser llevado en un edificio de Tadao Ando y algunos abrigos excelentes y ropa técnica militar, hechos en el mismo material que su invitación. Era una extraña máscara de siena quemada que varios invitados llevaron en el show.
En un desayuno del BFC el domingo en la Truman Brewery, también se pudieron descubrir algunas grandes marcas británicas nuevas. Como Papermen, una serie de camisas y chalecos de algodón, sin adornos y con la espalda descubierta. Desde camisas genialmente cortadas de 100% algodón, hasta chalecos resistentes al agua con bolsillos asimétricos. O Roker, una marca de calzado “no binaria” de Sunderland, llamada así por el estadio de fútbol local, cuyas plataformas y tacones unisex han aparecido en shows de Loverboy, Art School y Richard Malone. Dos grandes demostraciones de que, a veces, menos es mucho más.
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