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20 jun. 2013
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Sheila Loewe toma el relevo de su padre con una apuesta personal por la danza

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EFE
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20 jun. 2013

Madrid - "Ilusionada y mucho más contenta de lo que hubiera imaginado", así se siente Sheila Loewe, la quinta generación de la empresa familiar española y nueva presidenta de la Fundación Loewe, quien sueña con difundirla también en el exterior a través de su compromiso con un lenguaje universal: la danza.

Tras tomar el relevo de su padre, Enrique Loewe, Sheila ha comenzado a escribir un nuevo capítulo en la historia de la empresa y ha debutado con la firma de un convenio por tres años con la Compañía Nacional de Danza (CND) que, además de una valiosa aportación económica, cuenta con una serie de proyectos pedagógicos en colegios públicos.

Foto: loewe.com


"Nuestra ilusión es mostrar y enseñar danza y, por su puesto, preparar a futuras generaciones", cuenta hoy a Efe Estilo Sheila Loewe, quien desvela que "esta disciplina quizá tenga un premio (propio de la Fundación) en un futuro, pero aún -dice- es pronto".

Loewe, que ha entrado de lleno en el mundo de la danza, conoce personalmente a cada uno de los bailarines, mantiene un diálogo directo con el director de la CND, José Carlos Martínez, quien explica a Efe Estilo que "la unión con Loewe le permite realzar valores como la calidad, el gusto por el trabajo bien hecho y la importancia de lo artesanal".

Para Martínez la labor de mecenazgo de la firma tiene su máximo exponente en Sheila Loewe de quien destaca su cercanía e implicación. "Trabajar con ella es un lujo, es como estar en familia", asegura.

Sheila Loewe siempre mantuvo la ilusión de trabajar en la empresa familiar, pero su padre nunca quiso que ni ella ni sus otras dos hermanas entraran en la compañía sin un mérito probado. Su recién estrenado cargo en la fundación fue una propuesta de Lisa Montague, directiva de la firma.

Una decisión que pilló, primero a hija y luego a padre por sorpresa. "Cuando me lo propusieron me hizo mucha ilusión, y me dio fuerza, un gran halago", dice la presidenta, quien trabajaba en la empresa de diseño suiza Vitra, donde "era muy feliz" y no hubiera abandonado de no ser para ir a la compañía que fundaron sus antepasados.

De esta manera, Sheila Loewe continua con el testigo y el legado de su padre a quien adora. "Admiro su ilusión y fuerza desinteresada por trasmitir importantes y bonitos proyectos culturales".

Pero este relevo no ha sido de un día para otro. Han trabajado codo a codo durante seis meses, un periodo "emocionante" en el que ambos han tenido que ponerse de acuerdo y consensuar decisiones.

"Mi padre se ha retirado, pero es el asesor más importante de la Fundación, sigo contando con él en lo profesional y personal", explica.

En este emocionante viaje laboral, han surgido discrepancias, "pero nos hemos tenido que poner de acuerdo hasta en el desacuerdo", puntualiza, Sheila Loewe, quien siente "una gran responsabilidad".

Reconoce que ha aprendido mucho de su progenitor y que ahora le admira más si cabe. "No es amor de hija, creo que mi padre es una de las personas más interesantes que he oído hablar y transmitir su forma de ver la cultura, además de las sensaciones y emociones", explica.

Y añade: "me olvido algo importante", de él "he aprendido a no creerme que lo sé todo".

Su padre, Enrique Loewe, de 72 años, más humanista que empresario o un empresario humanista, también le ha dado muchos consejos, pero "al final siempre acaba diciendo: haz lo que creas", señala.

El tándem moda y cultura ha estado presente en la firma desde su nacimiento en 1846. Una empresa con alma artesanal y vocación internacional que se ha curtido en el mundo de la moda abanderando la cultura española.

"La moda es el reflejo de las diferentes culturas y, a través de la Fundación encontramos formas bonitas de relacionarlas", cuenta su nueva presienta, quien asegura que la firma "siempre se ha interesado por temas culturales, desde los escaparates a la arquitectura pasando por el propio producto".

La fundación nació en 1987 con la intención de explicarle a la sociedad que Loewe no era un fenómeno elitista, sino un lugar donde la cultura española importaba, hasta ahora ha tenido carácter nacional, pero hoy, gracias a la danza y a la fotografía, habla un lenguaje universal. "Me interesa -subraya Sheila Loewe- que se extienda por todo el mundo".

Desde hace tres años, la Fundación participa en Photoespaña, este año con la exposición "The Kennedys", una colección de 40 retratos y y fotografías firmadas por Mark Shaw con las que se recuerda el 50 aniversario del asesinato de John Fitzgerald Kennedy.

"La danza y la fotografía nos interesa por su universalidad y con la poesía estamos trabajando para que también lo sea", señala.

¿Con qué sueña? Sheila Loewe. "Sueño con hacer cosas grandes con la Fundación y disfrutar de ellas", concluye con una sonrisa.

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