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12 mar. 2009
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Shi Sanba, el "conejillo de indias" de la cirugía estética en China

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EFE
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12 mar. 2009

Pekín, 12 mar (EFE).- La cirujana estética más famosa de Pekín, Shi Sanba, se ha convertido en una especie de "conejillo de indias" de su propia clínica de belleza y declara en una entrevista a Efe que se ha "operado 60 veces o más".


Shi Sanba

"He perdido la cuenta", señala Shi, que llega a la clínica pisando fuerte, con abrigo ceñido, botines de tacón y un pañuelo cubriéndole el pelo, por lo que parece más una estrella de cine, que a una cirujana.

Shi va mostrando cada una de las casi imperceptibles cicatrices que tiene en el cuerpo: cinco de operaciones de nariz, seis de pecho y en los ojos, ni se acuerda ya.

Cada vez que aparece una novedad en tecnología o material "me quito lo que llevo y me pongo lo nuevo", dice sin rubor.

"Experimento con mi cuerpo para después poder aconsejar a mis clientes correctamente. Por ejemplo, mis ojos antes no eran así, me he hecho muchísimas cosas; lo último fue ampliármelos, pero ha sido un fracaso porque son demasiado anchos", explica.

Su relación con la cirugía comenzó a fraguarse en la infancia: "Cuando era pequeña me consideraba muy fea".

Según cuenta, era tal la admiración que sentía por las actrices de cine que a los 36 años decidió someterse a dos operaciones, una de ojos y otra de nariz, que la convirtieron "en otra persona".

Las primeras operaciones la cambiaron tanto que decidió dedicarse a la cirugía estética. "Eran los años 80 y en China existían muy pocas clínicas y hospitales de cirugía plástica. Hoy tan sólo en Pekín hay más de 300 centros de belleza de este tipo".

Shi dice ser la primera cirujana en practicar doce operaciones al mismo tiempo. El paciente entra una sola vez en el quirófano y sale con ojos, barbilla, nariz, labios (así hasta doce) transformados.

¿Los beneficios? "Con una sola visita a la sala de operaciones te olvidas de los meses de espera entre una operación y otra".

Casi todas las fotografías del antes y después de las operaciones que tiene expuestas por toda su clínica no muestran pequeñas modificaciones en los rostros, sino un cambio radical.

La tecnología y los materiales los importa de Francia, EEUU y Corea del Sur. Las doce intervenciones quirúrgicas simultáneas cuestan unos 15.000 mil euros.

Shi, que lleva sus uñas, una obsesión para la mujer china, meticulosamente arregladas con diminutas pinceladas de esmalte rojo y blanco, gesticula con sus manos para explicar la historia de Yang Yuan, una joven modelo, y una de sus más polémicas clientas.

En 2004, Yang fue expulsada de un concurso de belleza al descubrirse que su atractivo era "artificial".

La historia provocó toda una serie de debates en los medios de comunicación sobre "el nuevo estilo de belleza". La solución fue crear un concurso dedicado a "Miss Belleza Artificial", en el primero de los cuales se inscribieron "veinte bellezas 'creadas por el hombre", anunció el diario "China Daily".

"Los desfiles de belleza son considerados una muestra de la decadencia occidental, pero se han convertido en un gran negocio en China", según el periódico chino.

Según Shi, cuando empezó con el negocio de la cirugía en los años 80, "la sociedad atacaba a la gente que quería ser bella".

En 2007, todavía el brazo censor del país tomaba medidas contra esta práctica: la Administración Estatal de Radio, Cine y Televisión, en una campaña para eliminar "el mal gusto y la ordinariez", prohibía emitir operaciones de cirugía plástica o de cambio de sexo.

Y en este escenario donde la cirugía estética es considerada "de mal gusto", pero al mismo tiempo de importantes beneficios económicos, los hospitales públicos no han perdido la oportunidad de sumarse al negocio y desde los años noventa cuentan con pabellones especializados que les garantizan grandes ingresos.

Marta Miera

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