The Thin Line, la empresa que quiere convertir Lanzarote en destino de lujo

A medio camino entre la moda y el viaje, The Thin Line nació en 2015 en Lanzarote como el proyecto empresarial de la italiana Valentina Consonni y el argentino Fernando López. Un matrimonio con experiencia en el universo de la moda y el lujo que, al asentarse en la isla canaria, identificó su potencial como destino turístico de lujo en el que construir su negocio: un proyecto 360° que, a día de hoy, abarca desde la experiencia premium de descubrimiento de la isla volcánica a la oferta de prendas y accesorios de marcas de lujo a través de una consolidada red de tiendas físicas a nivel local. Coincidiendo con la inauguración de su octava boutique en Puerto del Carmen, un imponente espacio minimalista de 600 metros cuadrados de superficie, 2 plantas y 6 metros de altura, FashionNetwork.com descubre los detalles del proyecto de la mano de sus fundadores.

“Nuestro objetivo consiste en que los clientes se sientan cuidados y especiales. Rápidamente entendimos que quien viene a comprarse un bolso de una gran marca de lujo en nuestras tiendas, es un cliente que desea sentirse importante y tiene un presupuesto elevado para hacerlo, pero al mismo tiempo quiere divertirse, comer, dormir, hacer excursiones…”, explicó el consejero delegado de The Thin Line, Fernando López, durante la inauguración de su tienda insignia el pasado mes de septiembre. La compañía especializada en moda y servicios de lujo, que a día de hoy emplea a más de 50 trabajadores en la isla canaria, surgió bajo la idea de “satisfacer la experiencia completa de los turistas que nos visitan con un tratamiento personalizado”.

El carácter singular de Lanzarote y el reciente auge de hoteles de 5 estrellas y restaurantes premium acompañan a la definición de un turismo selecto y de alto poder adquisitivo, alejado del low-cost que ha inundado múltiples destinos españoles en los últimos años. Un caldo de cultivo propicio a los negocios, según explica el empresario, donde conviven playas paradisíacas de arena negra, viñedos selectos, visitas al Timanfaya, gastronomía local o el descubrimiento de la particular arquitectura de César Manrique. “Proponer servicios con el mismo nivel y calidad que en la tienda es un sistema con el que fidelizar a los clientes”, explicó López. “Es una estrategia que nos permite crear un vínculo fuerte y una gran comunidad de clientes que siguen comprando online o vuelven a visitar la isla”, apostilló su socia, Valentina Consonni.

De hecho, de los 20 millones de euros de ventas facturados por la compañía en el pasado ejercicio, alrededor de un 60 % procedieron del comercio online, especialmente impulsado por sus operaciones de la mano del gigante del e-commerce de lujo Farfetch. Asimismo, las “facilidades en materia de exportación” del archipiélago, ha permitido que The Thin Line asiente sus ventas online en países como Australia y Japón, además de haber explorado posibilidades en regiones menos usuales como el territorio africano. “Es un continente que tiene muy poca oferta y nosotros lo tenemos a tan solo 90 kilómetros. Hemos derivado algunas de nuestras inversiones publicitarias a países con mucho potencial para nosotros, como Sierra Leona o Marruecos”, detalló el consejero delegado, celebrando el feedback positivo gracias a la proximidad geográfica que simplifica los envíos.

En el plano físico, The Thin Line apuesta por una propuesta de tiendas multimarca, adaptadas al tipo de turismo de cada ciudad así como al tipo de cliente que visita la isla en cada época del año. Su último proyecto, situado en la zona turística y comercial de Puerto del Carmen, cuenta con una oferta cuidada de múltiples marcas de lujo. Moda, calzado y accesorios tanto para hombre como para mujer presentados en un espacio minimalista de estilo industrial en tonos blancos y negros, en el que los espejos se entremezclan con un diseño homenaje a la isla, destacando una central roca volcánica a modo de escultura. Una imagen renovada fiel al estilo del resto de tiendas con las que la empresa opera en la isla: 5 de ellas situadas en Puerto Calero, dedicadas de forma independiente a la oferta masculina, femenina, infantil, joyería y hogar; una en Playa Blanca y otra en Arrecife, ciudad que acoge con frecuencia la llegada de cruceros internacionales.

“Lanzarote es uno de los destinos favoritos de turistas ingleses, alemanes, holandeses y nórdicos; aunque cada vez llegan más clientes desde Estados Unidos, Canadá y Asia. Nuestra ambición consiste en adaptarnos a sus gustos y seguir satisfaciendo sus necesidades. El negocio tiene muchísimo potencial”, celebraron los fundadores del proyecto a modo de conclusión.

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