Una operación italiana que tendría como objetivo proteger un nuevo nombre de la moda ahora debilitada y transalpina, que de otro modo podría terminar en una cartera extranjera.

Tras las publicaciones de Messaggero  sobre las negociaciones con la familia Trussardi, a la cabeza de la marca de los galgos, la compañía de gestión de fondos Quattro R, controlada en un 60% por la presidenta Andrea Morante y el CEO Francesco Conte y por Cassa Depositi e Prestiti (equivalente al Fondo Francés de Depósitos y Consignaciones), accionario minoritario con un 40%, no hace ningún comentario, pero el proceso ya ha empezado.

Creada en 2016, la empresa Quattro R cuenta con 700 millones de euros. El cierre de su primer fondo, que apunta a tomar participaciones en compañías transalpinas "con sólidos fundamentos económicos a pesar de la debilidad financiera temporal", ha agrupado a numerosos inversores institucionales italianos como  Inail, Inarcasse y Cassa Forense. Su estrategia de relanzar estas empresas italianas pretende proporcionar la liquidez necesaria, pero también un cambio de gobierno y un refuerzo de la gestión.

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En septiembre, la casa italiana reveló sus complicados resultados. Cerró 2017 con pérdidas netas de 30,6 millones de euros y el Ebitda bajó un 38,6%. La marca ha revisado su estrategia para el período de 2017 a 2021. Ha anunciado que espera encontrar el equilibrio a partir del año que viene.