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Rocío ALONSO LOPEZ
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11 jul. 2022
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Valentino emociona a Roma con su Alta Costura

Traducido por
Rocío ALONSO LOPEZ
Publicado el
11 jul. 2022

Valentino causó una gran sensación el viernes por la noche con un espectacular desfile en el corazón de Roma. Después de Venecia el año pasado, la casa de lujo, propiedad del fondo qatarí Mayhoola, optó por volver a sus orígenes, presentando su colección de Alta Costura para el otoño-invierno 2022/23, llamada "The beginning" ("El comienzo"), en el corazón de la capital, entre la emblemática Piazza di Spagna y la Piazza Mignanelli, donde se encuentra el histórico palacio que ocupa la casa y donde organizaba sus desfiles en el pasado. En el programa: 102 siluetas y 700 invitados.


La increíble escalera de la Trinità dei Monti - Valentino

 
A las siete de la tarde, la emoción ya era palpable en la Piazza di Spagna, donde una pequeña multitud se agolpaba tras las barreras que bloqueaban toda la zona, mientras que los más afortunados ya estaban sentados en las ventanas de los edificios en los alrededores. Un ballet de coches negros, vestidos de gala de colores vivos, abrazos, grandes sonrisas... Entre las personalidades esperadas, la actriz estadounidense Anne Hathaway se sentó junto a Giancarlo Giammetti, socio y amigo histórico del fundador, Valentino Garavani, quien no pudo asistir. También estuvieron presentes representantes de las principales organizaciones de la moda, como Pascal Morand, Carlo Capasa, Raffaello Napoleone, así como 120 estudiantes de escuelas de moda.

La música cubrió de repente el bullicio. El público romano pudo sentir cierta emoción al volver a sumergirse en el esplendor de la Alta Moda de antaño, de 1986 a 2003, cuando la Semana de la Moda italiana se cerraba con "Donna sotto le stelle" (Mujer bajo las estrellas), un famoso programa de televisión, pero también un gran espectáculo-evento, en el que desfilaron a las casas más prestigiosas del made in Italy (Versace, Armani, Dolce & Gabbana, Roberto Cavalli, Valentino, Ferré, etc.), en la monumental escalera de doble tramo de la Trinità dei Monti.

En la cima, la primera modelo comenzó a descender, bajo la luz dorada de esta tarde de verano, los 137 peldaños del monumento barroco, que luego la llevaron por una larga pasarela hasta la plaza Mignanelli, donde llegó a la sede de la marca, "donde todo comenzó". Iba envuelta en una mini capa formada por enormes rosas rojas de tafetán, un homenaje del director artístico Pierpaolo Piccioli al mítico vestido Fiesta creado en 2019 por Valentino.

La siguieron unas blusas con volantes de impalpable Gazar, voluminosas faldas de faille u organza, como en un modelo bordado con plumas turquesas, vestidos camiseros fluidos de crepé con mangas abullonadas con plumas, vestidos ajustados de seda Cady, vestidos de finos tirantes enteramente cubiertos de finas plumas de avestruz a punto de alzar el vuelo, o vaporosos vestidos de chifón que se inflaban con la brisa.


El primer look estaba inspirado en el vestido Fiesta creado en 1956 por el fundador - Valentino

 
Todo era aireado y flotaba, mientras el "Ponentino", el viento ligero típico de Roma, levantaba las colas de los vestidos con gracia. La impresión se acentuaba con las plumas que revoloteaban alrededor de los tobillos o los grandes tocados de plumas que ondeaban como una nube sobre las cabezas de algunas modelos.

"Quería dar una interpretación diferente del romanticismo de Valentino, haciéndolo lo más ligero posible. En esta colección, todo está ligado al movimiento", subrayó el diseñador ante un grupo de periodistas.


Recordó su juventud cuando vino a Roma desde Nettuno, su pueblo natal, a las afueras de la capital, para ver "Donna sotto le stelle" como público. Todavía recuerda cuando llegó a la casa para diseñar los accesorios.

"En ese momento trabajaba con Valentino. Desde entonces, hemos realizado intercambios continuos. Después de estos 22 años, sentí la necesidad de imaginar una conversación con él. Una conversación ideal, orientada al futuro, que marca un nuevo comienzo", aseguró.

 
Las referencias a los códigos de la casa recorrían la colección. Empezando por las rosas. A veces eran las protagonistas, en formato 3D gigante, aplicadas en tops, cubriendo chaquetas, prendidas en el ojal de un abrigo o incrustadas en abrigos de pana, y a veces eran más discretas, enredadas en el tobillo. También destacaban los grandes lazos y cintas que ceñían la cintura o el blanco y negro, como en un abrigo enteramente confeccionado con dos cintas contrastadas trenzadas. Sin olvidar el famoso rojo Valentino, utilizado en todo tipo de piezas.
 
Como es habitual, el diseñador extendió su paleta a un conjunto de colores brillantes e intensos (verde esmeralda, menta o jade, rosa fluorescente, burdeos, ciruela, violeta, lila, lima, etc.) ofrecidos en total looks monocromáticos o combinados de forma inesperada. Con medias de rejilla, vestidos de noche de pedrería o trajes de pantalón de microláminas, acompañadas por una veintena de chicos de aspecto desenfadado con pantalones sueltos y sencillos jerseys de punto sobre los que han colocado unos suntuosos abrigos de cachemir. En ocasiones, con largos y glamurosos guantes de cuero, las modelos parecían recién salidas de una fiesta a primera hora de la mañana, mientras el compositor británico Labrinth cantaba en directo.


La ligereza recorría toda la colección - Valentino

 
Con un elenco inclusivo, compuesto por una mayoría de modelos procedentes de minorías, destacando todo tipo de morfologías y edades, al tiempo que se mezclaban vestuarios masculinos y femeninos sin asignarles géneros definidos, Pierpaolo Piccioli quiso mandar un claro mensaje político contra los prejuicios y la homofobia.  
 
"Elegir estas morfologías significa darles centralidad. Todo el mundo puede por fin ser libre de expresarse tal y como es. Al decidir que desfilen en este monumento, que es un símbolo de Roma, he querido darles cierto énfasis y oficialidad. Creo que con la belleza se puede decir mucho. Es una idea diferente de la belleza, que habla de un mundo que está cambiando", concluyó.

Cuando salió a saludar, el diseñador se rodeó de todo su taller, con todos los trabajadores de la casa, que terminaron la vuelta a la pasarela con un sonoro aplauso.

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