Roma, 1 mar (EFE).- Las propuestas de las modistas italianas Mila Schon y Laura Biaggiotti no se rindieron a la ausencia de la influyente Anne Wintour en la última jornada de la Semana de la Moda de Milán y reivindicaron su particular "Made in Italy" para cerrar una cita marcada por las exigencias de la editora de Vogue.

La jornada del 1 de marzo ha sido un cierre anticipado -la pasarela tenía que prolongarse hasta mañana- que ha perdido el atractivo de los grandes nombres por deseo expreso de la poderosa "gurú" de la moda, editora jefe de la revista estadounidense Vogue, que exigió y consiguió que las citas más importantes se concentraran durante el fin de semana.

"El Made in Italy prescinde de Wintour y los creadores de la moda milanesa tienen que tener fe en sí mismos y no preocuparse de quién está o no en sus desfiles", dijo Santo Versace, hermano del fallecido Gianni y responsable de la firma.

Y así lo han demostrado las creaciones de Laura Biagiotti y Mila Schon, que han defendido con mucha dignidad el listón de la pasarela.

Biagiotti sorprendió con un estilo que viaja entre la candidez de Caperucita y "una mujer un poco Avatar", según dijo la propia estilista, que eligió la suavidad del cachemir como materia prima para reivindicar elegancia y comodidad.

Prendas confortables protagonizadas por originales chaquetas con capuchas y cuellos adornados de pieles, prendas trenzadas con toques de redes de malla y capas que se atreven a reemplazar a los abrigos.

Una propuesta para una mujer que desplaza todas las prendas de su armario a su antojo para ir a trabajar, hacer deporte o disfrutar del tiempo libre.

Y todo sin olvidar reflejos y destellos de adornos metálicos, los juegos de bordados o toques de oro y plata para prendas nocturnas, que completan un guardarropa todoterreno con una paleta de colores de lo más variada, desde el blanco al avellana pasando por el rosa palo, con verdes musgo o marrón tierra y toques de chocolate.

Además, la jornada de estuvo marcada por el sello de la fallecida Mila Schon, considerada "la señora de la elegancia", cuya firma custodia hoy la joven estilista Blanca Gervasio, que convenció con un estilo "implosivo", según la definición de la propia diseñadora, acorde con la filosofía de fusión de Biagiotti.

Colores camello o naranja, voluminosos vestidos rígidos verde esmeralda, sorprendentes sobretodos violeta o amarillo ácido, chaquetas sin botones y prendas deportivas de cachemir beige, combinadas con extremos tacones de aguja y bolsas extra largas.

Una propuesta que viste a una mujer sin temor a mezclar estilos y sorprende viajando con elegancia desde el futurismo más extremo al clasicismo.

La pasarela milanesa cierra sus puertas sin el beneplácito de Anne Wintour pero avalada por la admiración de las decenas de japoneses que han aplaudido desde la primera fila estas colecciones dignas del "Made in Italy" más sofisticado.